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Max, el golpista

Max, el golpista

Max, el golpista
Por José García Sánchez

Desde la llegada de Max Cortázar al equipo decadente de la candidata de la derecha, ha mostrado no ser un especialista en medios sino un activista agresivo un mercenario de la comunicación que utiliza los medios para agredir. Su mejor tiempo ya pasó y la lectura de su lenguaje violento es tan previsible como vacuo, raya más en el golpismo que en la seducción.

Su trayectoria marca experiencia en un tiempo que es pasada y no llegó a ser historia. El arribo de Max, la reelección de Llily Téllez, la postulación plurinominal de Marko como senador, nos habla de la reiteración de una legislación futura violenta, una repetición de lo que hicieron esa mujer, Xóchitl y Kenia, pero corregida y aumentada. Con una bancada en el Senado, nula calidad política, menos con características morales y completamente deshonesta.

Veremos, por recomendación del especialista en medios, –que ya agarró chamba para todo el sexenio próximo en las filas del PAN de las que nunca se ha separado–, más botargas en el Congreso, menos debate y más insultos. La intensidad del proyecto Max los convertirá en su propia caricatura, que anunciará otra derrota en 2030.

La guerra de Max Cortázar obedece a un proyecto tan vetusto como el grupo musical al que perteneció, a través del cual tuvo muy buenas relaciones con gente de los medios, donde creó complicidades en la guerra sucia, porque no conoce la comunicación, estudió hasta ña secundaria y nadie sabe si la terminó, motivo por el cual no puede hacer política más que como peleador de callejón a la salida de la escuela y es lo que hace en los medios para la campaña de Xóchitl, apoyado en la segmentación de las redes por la hija de la candidata, Diana Vega Gálvez. Ambos solados de la guerra sucia de la política.

Esto lo convierte en un delincuente electoral que, acostumbrado a la impunidad, irrumpe en la comunicación de un país que ha cambiado sin conocer al pueblo, porque nunca ha estado cerca de él. Sin este requisito indispensable poco es lo que puede hacer desde los medios, por muy dañino que sea su mensaje.

Desde la llegada de Max a la campaña de Xóchitl, la violencia mediática contra los candidatos de Morena, y sobre todo, de las candidatas se intensifica hasta llegar al delito electoral y de violencia política de género. A unas horas de que fuera nombrado apareció la candidata X, mostrando una cartulina comparando a la candidata de Morena a la Presidencia de la República con un gusano. Posteriormente, surge la portada de

Siempre!, ideada por Beatriz Pagés, quien fuera poyada por el fascista de apellido José Antonio Crespo que se dice historiador de la Ibero, donde se dibuja un perfil de Claudia Sheinbaum con una cinta en la frente con suásticas nazis.

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La agresividad rebasa los límites de la legalidad en México, pero Max desconoce las leyes, ni siquiera sabe tocar la batería por nota, es decir, no lee nada. Es por ello que los contenidos de este sujeto sean agresiones y no propuestas, sin ton ni son ni estrategia de medios que pudiera llamarse medianamente seria.

Para Max Cortázar los contenidos para los medios se reducen a dinero. Reparte dinero y deja a los medios en libertad de hacer la propaganda, carente de estructura, estrategia, concepto, objetivos y esto desmembra cualquier campaña de proselitismo. Este sujeto se quedó en el tiempo de la podredumbre de comunicación. La cantidad de dinero a los medios aumenta en la misma proporción de la desesperación que les identifica en las últimas semanas, porque en lugar de mantener a la candidata su imagen se diluye. Una cosa es crear contenido y otra tener amigos en los medios convencionales.

La ignorancia en general de Max Cortázar, pero el desconocimiento total de la comunicación es evidente, a pesar de que los panistas lo colocan en coordinaciones de ese rubro en diferentes dependencias, cuyo trabajo ha sido poco menos que mediocre, pero lo siguen llamando para un trabajo sucio, porque no sabe desarrollar el trabajo que realiza dentro el profesionalismo y menos aún dentro de las leyes.


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