México refuerza su política industrial: aranceles buscan blindar empleos y cadenas productivas ante competencia desleal
El reciente incremento de aranceles a productos provenientes de países con los que México no mantiene acuerdos comerciales marca un giro decidido hacia una política industrial más protectora y orientada al fortalecimiento de las cadenas productivas nacionales. La medida, aprobada por el Senado en una sesión fast track, abarca mil 463 fracciones arancelarias de 17 sectores estratégicos y comenzará a aplicarse a partir del 1º de enero del próximo año.
De acuerdo con el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, los aranceles tienen un propósito central: preservar el empleo de 300 mil personas actualmente vulneradas por la importación de mercancías a precios considerablemente bajos. El funcionario explicó que esta decisión forma parte de una estrategia integral para incrementar el contenido nacional de la producción mexicana, expandir la manufactura avanzada y proteger actividades que enfrentan una competencia desigual, particularmente en automotores, textiles, muebles y juguetes.
Además, la Secretaría de Economía prevé una recaudación anual cercana a 70 mil millones de pesos, recursos que, según Ebrard, permitirán robustecer las capacidades productivas del país. El titular de la SE adelantó que, con el avance de esta política industrial, se proyecta que 350 mil empleos estarán protegidos en 2026.
Un contexto global complejo: alta dependencia de insumos extranjeros
El ajuste arancelario también responde a la elevada exposición de la industria mexicana a insumos asiáticos. Un análisis de Monex señala que, de los diez capítulos con mayor incidencia en las exportaciones nacionales, seis dependen en 24.6% de suministros provenientes de China. Esta vulnerabilidad, expuesta en un escenario de tensiones comerciales y reconfiguración de cadenas globales, refuerza la urgencia de impulsar la producción interna.
Sector privado respalda la medida y destaca su impacto estratégico
Lejos de generar fricciones, la aprobación de las reformas recibió un amplio respaldo de la iniciativa privada, que considera los aranceles como un paso necesario para consolidar una política industrial moderna y orientada al desarrollo regional.
La Concamin afirmó que las modificaciones aprobadas responden a una visión clara de fortalecimiento productivo y permitirán consolidar cadenas clave con mayor contenido nacional. La organización destacó que sus aportaciones fueron tomadas en cuenta durante la discusión, lo que dio pie a decisiones alineadas con la defensa de la economía mexicana frente a prácticas de comercio desleal.
En el sector siderúrgico, la Canacero celebró la medida al considerar que constituye un avance significativo hacia una regionalización norteamericana libre de aranceles, al fomentar un entorno competitivo dentro del marco del T-MEC.
Por su parte, la Canaintex sostuvo que los nuevos aranceles ayudarán a equilibrar condiciones en un sector que ha enfrentado de manera recurrente subvaluación y competencia desleal. A su vez, la AMIA señaló que esta herramienta es esencial para evitar distorsiones en el mercado automotriz y asegurar una competencia efectiva.
Una apuesta por equilibrar el comercio y fortalecer el mercado interno
La decisión del gobierno federal se inscribe en un momento clave para la economía mexicana: la expansión acelerada del nearshoring, la relocalización de cadenas productivas y la necesidad de generar empleo de calidad. La imposición de aranceles, lejos de ser una medida aislada, se articula con una estrategia más amplia que busca colocar al país en una posición más sólida frente a la competencia internacional y reducir la dependencia externa en sectores críticos.
Con el inicio de 2026 en puerta, México se encamina hacia una etapa de mayor protección estratégica, donde el fortalecimiento de la industria nacional será pieza fundamental para garantizar crecimiento sostenido y estabilidad laboral.
