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Suicidio de capitán en Altamira destapa crisis en Unidades de Protección Portuaria

Suicidio de capitán en Altamira destapa crisis en Unidades de Protección Portuaria

El caso exhibe vulnerabilidades en los controles internos de seguridad marítima y aduanera

El suicidio del capitán Abraham Jeremías Pérez Ramírez, ocurrido este lunes en las oficinas de la Unidad de Protección Portuaria de Altamira, no solo estremeció a la Secretaría de Marina (Semar), sino que también dejó en evidencia las profundas grietas en el sistema de vigilancia y control de los puertos mexicanos.

Fuentes federales confirmaron que Pérez Ramírez, ingeniero naval egresado en 1995 de la Heroica Escuela Naval Militar, estaba bajo investigación de la Fiscalía General de la República (FGR) por presunta participación en una red de “huachicol fiscal” encabezada por el vicealmirante Manuel Roberto Farías Laguna y su hermano, el contralmirante Fernando Farías.

La investigación apunta a que el capitán habría recibido 100 mil pesos como soborno para permitir la descarga irregular de combustible en el puerto de Tampico, cuando ocupaba el mismo cargo que desempeñaba en Altamira.

Más allá del señalamiento individual, el caso pone bajo los reflectores a las Unidades de Protección Portuaria, responsables de brindar seguridad a personal de Aduanas en operativos donde se detectan armas, explosivos o drogas. El involucramiento de uno de sus mandos en actos de corrupción y su posterior suicidio cuestiona la solidez de estas instancias en la primera línea de defensa contra delitos aduaneros y portuarios.

Suicidio de capitán en Altamira destapa crisis en Unidades de Protección Portuaria

De acuerdo con documentos consultados por REFORMA, la red de los hermanos Farías pagaba hasta un millón 750 mil pesos por cada buque cargado de huachicol fiscal que ingresaba a puertos bajo su control. La detención de 14 personas, incluido el vicealmirante Farías —sobrino político del exsecretario de Marina Rafael Ojeda—, marca uno de los mayores golpes contra la corrupción naval en años recientes.

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El hecho también expone cómo intermediarios como el capitán de corbeta retirado Miguel Ángel Solano Ruiz, alias “NK”, hoy prófugo, facilitaron el pago de sobornos que alcanzaron a diversos funcionarios de la Semar en puestos clave.

Con el suicidio de Pérez Ramírez, el escándalo alcanza un nuevo punto crítico: la pregunta ahora es si el sistema de control portuario podrá recuperarse de un golpe que mina la confianza en su capacidad de salvaguardar la legalidad en los recintos fiscales.


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