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Papa León XIV: los pueblos siguen sufriendo explotación, guerras y desigualdad

Papa León XIV: los pueblos siguen sufriendo explotación, guerras y desigualdad

los pueblos siguen sufriendo explotación

Durante la misa celebrada en la Plaza de San Pedro este 28 de septiembre, con motivo del Jubileo de los catequistas, el Papa León XIV advirtió sobre el peligro de la opulencia que “anula al individuo, porque se pierde a sí mismo, olvidándose del prójimo”.

Inspirado en el pasaje evangélico del rico sin nombre y del pobre Lázaro, el Pontífice contrapuso dos realidades que atraviesan la historia: “los que mueren de hambre y los que se atiborran; las vestiduras elegantes y las llagas lamidas por los perros”.

Un mal que persiste en la historia

El Papa señaló que esta parábola sigue siendo tristemente actual: “Ante las puertas de la opulencia se encuentra hoy la miseria de pueblos enteros, azotados por la guerra y la explotación”.

La codicia y el lucro, dijo, continúan borrando la justicia y pisoteando la caridad, dejando sin respuesta a “tantos Lázaros que mueren ante la indiferencia de un mundo que acumula riquezas y olvida el dolor de los pobres”.

El Evangelio como esperanza

A pesar de las sombras, el Papa subrayó que el mensaje cristiano abre un horizonte distinto: “El Señor Jesús ha resucitado, el Señor Jesús te ama; por ti ha dado su vida y hoy está vivo a tu lado”.

Ese anuncio pascual, explicó, es el centro de toda misión evangelizadora y la razón de la esperanza que los catequistas están llamados a sembrar. “No sólo instruir, sino hacer resonar la esperanza en los corazones, para que dé frutos de buena vida”, exhortó.

El llamado a los catequistas

Durante la celebración, treinta y nueve candidatos de quince países fueron instituidos oficialmente como catequistas. “Aquí estoy”, respondieron uno a uno al ser llamados por su nombre. México fue el país con mayor representación (cinco), seguido de Mozambique (cuatro) e Italia (tres).

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Tras la homilía, León XIV se dirigió personalmente a cada uno y les entregó una cruz como signo de la misión recibida: “Anuncien al Señor con su vida, con sus acciones y con su palabra”.

Una misión de cercanía

El Pontífice recordó que el ministerio del catequista implica estar dispuesto a acercar la Iglesia incluso a quienes se sienten lejos de ella. “Cada uno está llamado a donarse a sí mismo por el bien de todos”, afirmó.

Finalmente, los nuevos catequistas se arrodillaron para recibir la bendición papal, acompañada de una oración: que “vivan plenamente su Bautismo y colaboren con los pastores en las diversas formas de apostolado”.


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