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El mundo mira al cielo en espera del nuevo Papa

El mundo mira al cielo en espera del nuevo Papa

Esperanza suspendida en el humo: El mundo mira al cielo en espera del nuevo Papa

Esperanza suspendida en el humo

Ciudad del Vaticano, 7 de mayo de 2025 — Mientras los cardenales encerrados tras las puertas selladas de la Capilla Sixtina iniciaban el solemne y misterioso ritual del Cónclave, en la Plaza de San Pedro se vivía una espera cargada de expectativa, fe y simbolismo. Más allá de la liturgia y los protocolos, el día estuvo marcado por un elemento simple, ancestral y profundamente elocuente: el humo.

La antigua fórmula “Extra Omnes”, que anuncia el cierre de la capilla y la salida de todos los ajenos al proceso, marcó el inicio de un nuevo capítulo en la historia del papado. En su interior, 133 cardenales procedentes de todos los rincones del planeta, rezaban, meditaban y votaban, en un acto que combina deliberación humana y apertura al misterio.

Mientras tanto, afuera, unos 45 mil fieles y curiosos de todo el mundo miraban hacia una pequeña chimenea. A veces en silencio, a veces entre risas nerviosas, entre cánticos, oraciones espontáneas y conversaciones multilingües. Una multitud que no necesitaba palabras oficiales: cada mirada estaba puesta en el humo que aún no salía.

Esperanza suspendida en el humo: El mundo mira al cielo en espera del nuevo Papa

El símbolo del día no fue un discurso, ni un gesto pontificio, sino una bandada de gaviotas que revoloteaban, indiferentes al drama espiritual que se desarrollaba abajo. Por momentos, estas aves capturaban más atención que la propia chimenea, convirtiéndose en metáfora involuntaria de la espera misma: lo imprevisible, lo suspendido, lo que escapa al control humano.

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Y cuando por fin, a las 21:00 horas, una densa humareda negra emergió hacia el cielo romano, la reacción fue unánime: un suspiro colectivo, una exclamación, un rugido. No era aún el momento del “Habemus Papam”. No esta noche. La humanidad, reunida simbólicamente en esa plaza, debía esperar un poco más.

Este jueves, las votaciones continuarán con la misma cadencia solemne: oración, reflexión, sufragio. Y nuevamente, el mundo alzará la vista. Porque más allá del nombre del próximo pontífice, lo que se espera es una guía, una esperanza, un puente entre el cielo y la tierra.


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