Leyendo ahora
Oración: Gracias por confiar en nosotros para la misión con tu hijo, Padre Santísimo

Oración: Gracias por confiar en nosotros para la misión con tu hijo, Padre Santísimo

Oración: Gracias por confiar en nosotros para la misión con tu hijo, Padre Santísimo

“Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien a los que tengan alguna enfermedad en la piel, expulsen a los demonios. Lo que ustedes recibieron gratis, ¡denlo gratuitamente!” (San Mateo 10:8).

¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!
Padre Santísimo: ¡Muy buenos días! Nos hemos levantado pensando y meditando este mandato de tu hijo amado a sus apóstoles: ir a sanar enfermos, resucitar muertos, limpiar a los enfermos de su piel y a expulsar demonios.

Es por eso que estando en estos instantes y todos los primeros minutos de nuestro amanecer en tu divina presencia, nos llenamos de tu divina energía porque sin ella, nuestro cuerpo, que es tu templo, no estaría ni iluminado, ni fortalecido y ni capacitado para realizar con eficacia esta divina misión.

Tu hijo amado no nos envió a orar por los enfermos, ni por los que ya murieron, ni a limpiar de la lepra, ni a expulsar demonios, ¡nos dio la orden concreta y precisa de sanarlos, de resucitarlos, de limpiarlos y de expulsarlos.

Le dio tanta importancia a nuestro cuerpo, porque es el templo que contiene al espíritu, al alma y hasta la plenitud de tu divinidad. ¡Somos semejantes a ti, gozamos del favor, del poder y del amor de tu hijo amado!

Nos damos cuenta que es tanto el honor que concedes a nuestro cuerpo, que aun después de muerto, sigue siendo custodiado por tus ángeles a fin de que nada ni nadie haga mal uso de él y con ello nos demuestras la gran importancia que tiene nuestro cuerpo que aun después de sepultado lo proteges de toda maldad.

Nos damos cuenta cómo al cuerpo de tu siervo Moisés, los ángeles lo escondieron de la vista del demonio

A un israelita que iba a ser sepultado, por accidente lo arrojaron a los huesos de tu siervo Eliseo y ese muerto de inmediato se puso en pie.

Tu hijo amado cuando se encontró con esa madre del pueblo de Naim, que acompañaba a su hijo para ser sepultado, la consoló y dio la orden de que los que lo cargaban se detuvieran y con el poder de su palabra levanta al difunto.

Ver también
La solución contra la resistencia a la insulina que mejorará tu salud

La niña de doce años, hija de Jairo, fue tomada de su mano por la mano de Cristo y vuelta a la vida. En fin, Padre Santísimo, te venimos a dar gracias porque queremos que esa misión por tu hijo a nosotros encomendada se lleve a cabo, porque tú no quieres un evangelio teórico, sino de hechos; no apruebas que seamos una iglesia estéril, sino llena de vitalidad, de acción y revestida de poder celestial.

Vamos a vivir este día esos momentos más hermosos, porque el tiempo que tú nos concedas será para gloria y honra tuya y para manifestar al mundo que la Iglesia de tu hijo amado está viva y desea ser fermento en todo el universo, cumpliendo así tu voluntad salvadora.

Tú, Padre Santísimo, nos concedes la gracia que todo lo cura y es eficaz ante lo imposible.
¡Gracias por darnos la dicha inmerecida de ser seres de luz, portadores de luz e inundados de luz que ilumina y elimina toda oscuridad!

¡Bendito seas, Padre Santísimo, por honrar a nuestro cuerpo de manera tan excepcional! Amén.
P. Cosme Andrade Sánchez+


© 2024 Grupo Transmedia La Chispa. Todos los derechos reservados

Subir