ORACIÓN: “El señor quiere ir a tu casa a sanarla”
¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!
Padre Santísimo,: La temperatura ha descendido bastante, pero agradecidos te presentamos nuestro matinal saludo: ¡Bendito seas en medio de esta lluvia tan abundante, que es para nuestro pueblo amado una bendición celestial!
Padre Santísimo: es tu hijo amado quien está más que bien dispuesto a venir a nuestros hogares a bendecirlos, a santificarlos, a expulsar todo espíritu de desorden, todo espíritu de enfermedad, todo espíritu de pobreza, todo espíritu de intranquilidad, todo espíritu de malestar, todo espíritu de desunión, todo espíritu de envidia, de odio y de rencor.
Pero al ver su buena voluntad de venir a nuestra casa, contemplando nuestro desorden habitual, le decimos: ¡Señor! ¡No somos dignos de recibir tu presencia en nuestros hogares! ¡Nos basta con que pronuncies una palabra de poder y todo será arreglado!
Si esta respuesta es de fe, ¡Bendita familia! Pero si es debido al desorden imperante
Pobre de nuestra familia que viendo venir a Cristo salvador, le salimos a decir que por el momento, no hace falta su visita. ¡Nos es suficiente su milagro a la distancia! Cristo se alegra cuando ve, palpa y constata la fe que le tenemos a su Palabra de Vida y conmovido vuelve a exclamar:
“ —Les aseguro que no he encontrado en Israel a nadie que tenga tanta fe.” Cuando el Centurión estuvo ante Cristo, su fe actuó imprimiéndole certeza, seguridad, que al instante, con solo escuchar la voz con autoridad de Cristo que le dijera: “—¡Ve! ¡Que todo suceda tal como has creído!” su siervo quedara sano en ese mismo instante.
Padre Santísimo: Antes de ser visitados por tu hijo amado, nos es necesario poner orden a nuestra vida, a nuestro hogar, a nuestro lenguaje y a nuestra conducta.
¡Queremos ser visitados por tu hijo amado, para oírle, verle y recibir de él palabras de vida, de aliento, de salud, de paz, de motivación, de poder, de amor por la vida a fin de imprimirle pasión y deseo de perfección! Ya no soportamos el vivir por el vivir, que es signo de mediocridad, de una fe que casi se extingue y de estar a punto de caer en la miseria, provocada por nuestro terrible desorden existencial.
Hoy, Padre Santísimo, te vamos a honrar ordenando nuestra casa, nuestras cosas, nuestra vida, nuestros pensamientos
Nuestra nueva forma de vivir y nuestra nueva forma de actuar, porque vamos a invitar a tu hijo amado a que venga a nuestros hogares y así inaugure nuestro nuevo orden a seguir, porque estamos bien dispuestos a hacer de lo que queda de nuestra estancia en la tierra una obra de arte para agradarte a ti mismo, haciendo solo tu divina voluntad.
Padre Santísimo: nosotros, tus hijos que venimos del occidente y del oriente, del norte y del sur y anhelamos sentarnos a participar de ese banquete celestial con Abraham, Isaac, Jacob y todos los que a lo largo de la historia se han violentado para poner orden en su vida y actuar acordes a tu divina voluntad.
Padre Santísimo: ¡Bendito seas por todo cuanto nos concedes llevar a cabo y porque nos has enviado a tu hijo amado para que nos visite, nos salve, nos bendiga, nos sane y nos prospere! Amén. P. Cosme Andrade Sánchez+