Oración a dios nuestro señor: Domingo 28 de julio de 2024
Oración a dios nuestro señor, “¡GLORIA A DIOS EN LAS ALTURAS!”, Bendito seas, Padre Santísimo de las alturas y de la Luz sin ocaso de Tu Reino!
Hoy nos encontramos en la cima de este bendito cerro de la Santa Cruz y estamos en un lugar tan especial, porque aquí y desde esta bella colina le declaramos la guerra abierta al mundo de las tinieblas. Aquí nos encontramos en las alturas para estar en comunión con aquel que ama todo lo que está encumbrado, porque nos considera seres de altura, de gran talla y llamados a ser esos gigantes en la fe, llenos de esperanza e inundados del amor divino.
Oración a dios nuestro señor: ¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!
Padre Santísimo: Este sueño comienza a cobrar forma y en este domingo 28 de julio, estamos de plácemes porque aunque todavía estamos en la antesala de Tu Templo Santo, nos sentimos orgullosos de ver cómo la belleza incomparable de esta colina de la Santa Cruz, nos acaricia con una frescura de una brisa que nos impulsa a elevar nuestro espíritu a Tu divina presencia, porque para ello hemos nacido y este es el día señalado por Ti para que veamos las grandes maravillas que Tú inicias en este espacio sagrado. ¡Nada se hace por capricho o por mera casualidad! ¡En todo lo que Tú, Padre Santísimo, permites, se ve plasmada Tu mano divina a fin de hacer que todos nosotros nos convirtamos en apóstoles de todo cuanto Tú deseas manifestar desde esta incomparable colina de la Santa Cruz Vivificadora! ¿Qué estás preparando en este cerro que nos ofrece una vista maravillosa en todo su entorno? ¿Cuál debe ser nuestra actitud ante este acontecimiento? ¡No cabe la menor duda de que aquí deseas que todos cuantos aquí nos encontramos hoy y de los que han de venir en lo sucesivo, tengamos un encuentro con Tu Hijo Amado y seamos sus testigos del mensaje de la Cruz en estos tiempos postreros que anteceden a la Segunda Venida del Justo y Soberano Juez. Conocedores de ese divino Mensaje, nos sentimos orgullosos de hacer lo que Tú nos designes y ordenes.
Padre Santísimo: Estar en comunión contigo y haber permanecido en vigilia en esta bendita cumbre esta primera noche, nos hace pensar que, desde ahora en adelante, a la par que Tu siervo Isaías, proclamamos decididos: “así es también la palabra que sale de nuestra boca: ¡No volverá a nosotros vacía, sino que hará lo que deseamos y cumplirá con nuestros propósitos!” Hoy renunciamos a las palabras necias, porque este lugar sagrado y por Ti santificado, reclama santidad, como le exigiste a Moisés allá en el Monte Sinaí: “¡No te acerques aquí! ¡Quita las sandalias de tus pies, porque el lugar donde estás es Suelo Santo!”
Aquí en este lugar sagrado, vamos a estar con los ojos del cuerpo cerrados, pero con los ojos del espíritu bien abiertos, para no ser deslumbrados de Tu gloria y poder experimentar el excelso y magnífico bienestar, exclamando como San Pedro en el Monte Tabor: “«Señor, ¡qué bien se está aquí! Sí quieres, haré tres tiendas: una para Ti, otra para Moisés y otra para Elías.» ¡Solamente así se puede disfrutar de las delicias, de los portentos, de los sucesos extraordinarios que vamos a experimentar, quienes así decidamos actuar ante la santidad de este lugar.
Padre Santísimo: ¡Muchas gracias por habernos concedido el poder subir a este Monte Santo! Ahora nos preguntamos: “¿Quién subirá a Tu monte Santo? ¿Y quién estará en Tu lugar santo? ¡Solamente el limpio de manos y puro de corazón; El que no ha elevado su alma a cosas vanas, ¡Ni jurado con engaño!”¡Solamente los que hemos decidido venir a crucificar en el Sagrado Árbol de la Santa Cruz a todo nuestro pasado de desorden, de insensatez y de caos!
Padre Santísimo: ¡Bendito seas desde ahora y para siempre en este Montecito Sagrado que Tú has elegido y has santificado con Tu diestra bendita! Amén. 1. Cosme Andrade Sánchez+