Oración a Dios hoy de 14 enero: “¡Somos agua vivificada por el Espíritu Santo!”
Te traemos la oración a Dios este domingo 14 de enero del 2024. Cada palabra de nuestro padre, nos invita a la reflexión para ser buenos cristianos, amar a nuestro prójimo. En este día pedimos al Espíritu Santo a habitar en nosotros, nos purifique de toda mancha y salve nuestras almas.
Te dejamos la oración a Dios de este domingo 14 de enero
¡Oremos al Señor! ¡Señor, ten piedad!
Padre Santísimo: Te presentamos nuestros saludos matinales, porque, no pudimos dormir y mejor nos levantamos debido a la inquietud de nuestro espíritu que nos trajo a tu presencia divina, para contemplarte y para extasiarnos en ese RÍO DE AGUAS VIVAS que brota del lado sur de Tu Santuario Celestial.
Una vez ante el inenarrable esplendor de tu gloria, dirigimos nuestra mirada a ese río celestial que a sus riberas tiene árboles muy cargados de frutos inagotables, cuyas hojas jamás se marchitan y son medicina celestial. Ya tu siervo Ezequiel había contemplado ese Río de Aguas vivificantes y eso es lo que nos hace remontarnos hasta los principios de la Creación del universo, cuando: “La tierra no tenía forma y estaba vacía, las tinieblas cubrían el abismo y EL ESPÍRITU DE DIOS SE MOVÍA sobre la superficie de las aguas.” (Génesis 1:2). Ese singular movimiento nos demuestra que era el Espíritu Santo, bondadoso y vivificador que fecundaba las aguas y las convertía en una gran bendición. En la Santa Epifanía, bendecimos LAS AGUAS DE LA DIVINA MANIFESTACIÓN EN EL RÍO JORDÁN, porque estamos convencidos de que LAS AGUAS VIVIFICADAS POR EL ESPÍRITU SANTO, dan origen a la vida.
Tu mismo hijo amado se bautiza en las aguas del Jordán; proclama solemnemente: “El que cree en mí, como ha dicho la Escritura: ‘De lo más profundo de su ser BROTARÁN RÍOS DE AGUA VIVA.” (San Juan 7:38). Tu amado hijo hizo que las 6 tinajas llenas de agua en las Bodas de Caná de Galilea, se convirtiera en vino de excelente calidad. Con su saliva, que también es agua, hizo lodo y confeccionó dos ojos nuevos para el hombre ciego de nacimiento. Nuevamente, Tu hijo amado, nos habla de la necesidad impostergable de volver a nacer: “De cierto, de cierto te digo que el que no naciere del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.” (San Juan 3: 5-6).
Padre Santísimo: Nuestro organismo está compuesto por un 68 % de agua. Pero esta agua está altamente contaminada y reclama su purificación. Es por ello que solicitamos que sea el Espíritu Santo, quien venga a habitar en nosotros, nos purifique de toda mancha y así salve por completo a nuestras almas. Solamente la acción purificadora del Espíritu Santo podrá hacer que surjamos a UNA NUEVA ESPLENDOROSA totalmente renovada. Un nuevo vivir implica UN NUEVO SER PURIFICADOS Y ALTAMENTE VIVIFICADOS, porque ese líquido vital debe ser de naturaleza divina.
¡Qué maravilloso es ver a nuestro interior convertido en UN ESPLENDOROSO SANTUARIO, donde nuestra sangre, nuestra linfa, nuestra simiente, nuestros líquidos tan especiales dan vida a nuestro cerebro, porque, cual crisma santificado, lo ungen, lo tonifican, lo fortalecen y le dan movilidad! Ver esa columna vertebral compuesta de 33 vértebras tan bien lubricada y tan esbelta, cuya cúspide es nuestro cerebro. Ver cómo nuestras 12 costillas en cada lado de nuestro tórax, asemejan a los 24 ancianos que sabiamente protegen al Templo Vivo, con profunda humildad se postran y adoran ante el Trono de la divinidad, tal como nos lo narra San Juan: “Los veinticuatro ancianos se postran y adoran al que está sentado en el trono (el que vive por siempre y para siempre), y ponen sus coronas delante del trono.” (Apocalipsis 4:11).
Padre Santísimo: ¡Cuán maravilloso y significativo es nuestro interior! ¡Cuánto misterio hay oculto en nuestro interior! ¡No cabe duda que nuestro interior cerebral es la imagen del mismo universo sideral, del mismo Cielo, digno de contener a la misma divinidad!
Nos vamos a vivir con mayor entusiasmo este misterio divino, a fin de contemplarte en nuestro santuario interior, tan lleno de tu presencia, tan rico en esplendor, en luz, en vida y en amor. Vamos a provocar que de nuestro interior broten esas aguas vivas, que sacien nuestra sed y nos hagan amar más nuestro interior, porque es tamos muy ciertos de que somos una maravilla celestial. Que nuestro interior es tan rico, tan noble, tan santo, tan especial, tan extraordinario, tan divino, que nos es preciso cerrar nuestros ojos del cuerpo para contemplar con los ojos del espíritu toda la belleza increíble e inexplicable que reviste todo nuestro santuario, donde debemos adorarte en espíritu y en verdad. Allí estás, Padre Santísimo y allí proclamas que somos tus hijos tan amados que te complaces con nosotros, porque somos la más bella expresión de tu imagen divina.
¡Bendito seas, Padre Santísimo! Amén.
P. Cosme Andrade Sánchez+
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