Resiliencia o nuevo principio
Por Ivette Estrada
CHISPA/ ABANICO
Una catástrofe es el fin para muchos. También es el inicio de otros. Afrontar es lo que marca la diferencia entre los que sucumben y aquellos que se mantienen y avanzan.
Resiliencia es el poder de salir fortalecido tras una adversidad. Es la capacidad de transformarse y afrontar irrupciones y crisis.
Las personas y empresas resilientes reúnen tres características: aceptación de la realidad, la convicción de que la vida tiene un sentido y la habilidad para improvisar.
El optimismo exacerbado que puede conducir al auto engaño no es una opción ante un problema. Se debe analizar minuciosamente para detectar causas y crear soluciones. Esto no impide que se tenga una creencia muy arraigada (¿esperanza?) de que todo responde a un plan perfecto y que existe un sentido dentro de cada aparente infortunio. El tercer factor, la improvisación, tiene que ver con la capacidad de actuar de inmediato. La agilidad es una ventaja competitiva donde otros se sienten bloqueados.
Si simplificamos esto tenemos a un ente realista, esperanzado y ágil.
Ahora, la resiliencia se construye a través de una conexión intrapersonal. Es el soliloquio o conversaciones con uno mismo en el caso de personas, y comunicación ágil en todos los puestos de trabajo en una empresa.
Una herramienta que propicia esta comunicación se establece a través de la meditación o mindfulnes. Para que se vuelva un hábito debe reiterarse durante 28 días al menos.
La práctica se reduce a sentarse cómodamente con la espalda recta pero relajada y concentrarse en respirar. Cualquier pensamiento o sonido deben catalogarse como distractores. Este simple proceso suele ayudar a “aclarar” ideas y permitirnos respuestas conscientes y ágiles. La velocidad de respuesta es crucial, pero no debe darse de manera instintiva o visceral, de ahí la importancia de la meditación-
Un diario de gratitud es una herramienta útil en generar resiliencia. Tendemos a encontrar más y mejores soluciones ante una encrucijada cuando asumimos que poseemos múltiples recursos y fortuna que cuando nos hallamos acorralados y aparentemente sin nada.
La meditación, que muchas veces puede tomar la forma de conversación con un ser superior o Dios, también induce a que tengamos más acciones preventivas que reactivas. Las primeras resultan más eficaces.
El fracaso, cualquiera que sea la forma que adquiera, puede ser un inicio. Ante una crisis el proceso es recopilación de información y presentación del propio punto de vista junto con un plan de acciones a seguir. La agilidad siempre es una característica recomendada.
¿Sucumbir o salir fortalecidos? La decisión es nuestra. Y muchas veces las mejores decisiones proceden después de un periodo de duelo e incluso breve auto conmiseración para lamer las heridas antes de afrontar un cambio duro o adverso.
En las empresas, la resiliencia muchas veces aparece como una reconversión de la gestión o de innovaciones que impactan los productos, servicios, tecnología o mercados. Es un nuevo principio.
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