Construir recuerdos
ABANICO
Por Ivette Estrada
Creo que la memoria es un cajón angosto y selectivo. Lo anodino y gris está proscrito entre sus cuatro paredes. Personajes insustanciales se borran al instante y no quedan ni su nombre, anécdota o sombra.
Sin embargo, siempre hay un espacio para los seres que amamos y trascienden a otras realidades que algunos llamamos cielo. Ellos permanecen, están siempre en ese reducto en el que no trascurren geografías ni horas.
En un viejo poema la autora lloraba porque no podía recordar la cara de sus muertos: se habían ido como dientes de león al viento. En Elegía interrumpida, el Nobel Octavio Paz decía “hoy recuerdo a los muertos de mi casa”, y con breves descripciones sintetizaba los personajes de su vida ya extintos.
El recuerdo es sutil. Un breve trazo, rara vez figurativo. La memoria se construye con artilugios diversos, semillas, una palabra dispersa, el color indefinido que se pierde en la luz…pero en general se arma con emociones y sentimientos, su argamasa está en el reino de la invisibilidad y lo intangible, por eso olvidamos rostros, resguardamos esencias.
Hoy el director de la casa funeraria J. García López, presentó Experiencia Infinita, un producto que fusiona una pantalla de última generación con tecnología pitch LED de 2.6 milímetros, anti glare y sonido nítido, se logran captar en fotografías y vídeos de quien trascenderá en nuestra memoria.
Esta experiencia se anuncia como homenaje a quien parte de esta realidad. Sin embargo, el tributo a quien te ama no cabe en una fotografía o se simplifica en un video. Cada uno debe encontrar en sí mismo que podrá tributar a los demás, crear un símbolo personalísimo de honor y gloria.
Muchas veces la propia alegría es lo que puede brindarse. A veces es la creación de algo o un cambio trascendental. Otros optan por un sacrificio… y sea cual sea el camino que tomen, la vida los sorprende con tres opciones: reconfiguración de amor, sentido en el trabajo, la puerta abierta del arte. Desde esas tres maneras no sólo se genera sentido, sino se tributa la vida a quienes ya se fueron.
La inmersión tecnológica en lo más íntimo y sacro, que es la manera en la que despedimos de esta realidad a nuestros deudos, es una opción que jamás logrará simplificar la construcción personalísima del recuerdo. Entrará en el campo de los ritos, pero no en el cajón de la memoria y lo perdurable.
Sin embargo, es posible que una imagen despliegue para cada uno una imagen diferente, que sea connotación multidimensional de lo que amamos. El pretexto para crear la propia historia, para adentrarnos en una narrativa única, como lo son cada una de las relaciones que entablamos.
No. Memoria no es una fotografía, es la narrativa viva que cada instante transformamos con nuestras vivencias, pensamientos y emociones. En nuestra piel que cobija experiencias, vivencias y seres. Es el consuelo pertinaz de la muerte. Es la luz diminuta y pálida que alumbra lo que nunca se irá.
Memoria es el hogar, reducto de nuestros muertos, infinia realidad.
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