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América del Norte, polo estratégico de semiconductores

América del Norte, polo estratégico de semiconductores

América del Norte, polo estratégico de semiconductores
Ricardo Monreal

México reconoce la relevancia de los semiconductores o microprocesadores como insumos tecnológicos indispensables para una variedad de sectores como el automotriz, el de equipos médicos o el militar. Además, son esenciales para el funcionamiento de tecnologías como la inteligencia artificial (IA) y la computación cuántica, así como de infraestructuras críticas en telecomunicaciones y energía, por mencionar algunos ejemplos.

Por ello, México, junto con Estados Unidos y Canadá, coincide en la necesidad de asegurar un acceso confiable y seguro al suministro de semiconductores, sobre todo en un contexto de creciente competencia geopolítica en la región Asia-Pacífico, donde se concentra el 75 por ciento de la capacidad de fabricación de semiconductores a escala mundial. Tan sólo Taiwán produce más del 60 % de los semiconductores del mundo y más del 90 % de los más avanzados.

Este nivel de concentración se traduce en riesgos, al tratarse de una región susceptible a disrupciones a causa de desastres naturales, cierres de infraestructura o conflictos internacionales, y ello puede ocasionar interrupciones graves en el suministro de semiconductores esenciales. Para reducir la exposición de la cadena de suministro a futuro, México y sus socios norteamericanos ven la oportunidad de aumentar su grado de influencia sobre muchos de los procesos productivos en torno a los semiconductores. Asimismo, las estrategias de relocalización de sus procesos productivos por parte de las empresas (nearshoring) pueden ayudar a mejorar la resiliencia de las cadenas de suministros.

La coordinación de políticas es indispensable para que los tres países avancen en este objetivo común. La Conferencia de Semiconductores de América del Norte (NASC, por sus siglas en inglés), cuya reunión inicial tuvo lugar el pasado 19 de mayo en Washington, es un nuevo esfuerzo conjunto que permitirá hacer de Norteamérica una región de desarrollo y producción de semiconductores.

Es fundamental aprovechar las ventajas existentes en cada uno de los tres países, para crear un ecosistema integrado que compita a nivel mundial. Un ejemplo es la instrumentación de nuevos marcos legales, como la Ley de Chips y Ciencia en Estados Unidos, que impulsa los subsidios para promover la fabricación en el país y la inversión en investigación para el diseño de semiconductores, mientras que México trabaja en una política industrial capaz de atraer inversiones estratégicas en el sector, a fin de ampliar en éste las capacidades de la industria nacional.

Destaca igualmente que la región cuenta con el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), un elemento clave en este proceso, puesto que crea las condiciones para detonar la industria de microprocesadores mediante el nearshoring, ya que da certeza jurídica a las inversiones, facilita los intercambios comerciales trilaterales y provee a los socios de los mecanismos necesarios para dirimir cualquier diferendo comercial que pudiera surgir en el futuro.

En ese sentido, la alineación de la política industrial sobre semiconductores, el fortalecimiento de la cadena de suministro y el crecimiento de la fuerza laboral en la región serán las prioridades sobre las que habremos de trabajar en los próximos meses y años en el marco de la NASC. De esa manera lograremos posicionar a América del Norte como centro de fabricación de semiconductores.

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Por tanto, esta alianza trilateral en la materia abre oportunidades tanto para México como para la región de América del Norte, las cuales, desde el Senado de la República, buscaremos que se traduzcan en claros beneficios para todo el país.

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Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA


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