Ironía del Ejecutivo en el Aniversario de la Constitución
Resulta ser una verdadera ironía que los Siervos de la Nación de ésta Cuarta Transformación de la República, —que afirman saber todo acerca de las condiciones en que se deba aplicar la ley y que con frecuencia sostienen que una de las principales razones por las que odian el pasado es porque en dicho pretérito los gobernantes no aplicaron la Constitución— se encuentren entre los últimos en percibir que nuestra Carta Republicana se haya anunciando el final de su propio discurso.
Es comprensible que políticos como Andrés Manuel López Obrador, con intereses diferentes a nuestro Pacto Federal puedan pensar que todos los abogados deberíamos estar interesados también en su forma de cavilar, actuar y gobernar y que lo que es bueno para la Cuarta Transformación de la Nación es bueno para todos y en especial para México.
Pero lo que resulta particularmente interesante es la ceguera jurídica que denotan nuestros gobernantes y es que piensan que su muy particular modo de percibir el pasado es esencial para el futuro de nuestro México.
Si verdaderamente Andrés Manuel López Obrador en su calidad de Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, quisiera aprender del pasado (y del presente) tendría que saber que el Estado —su Estado— se encuentra limitado por el Derecho inserto en la Carta de Carranza y que en esa Suprema Ley en el ayer se le enriqueció con la inclusión de derechos sociales, por ende esa Carta Republicana no es política ya que en 1917 se le convirtió en Ley Suprema con particulares y definidos intereses político-sociales.
Para conocimiento de Andrés Manuel a la luz de la doctrina de las ciencias político-sociales, se ha demostrado dialécticamente en el pasado y en el presente la distinción esencial que existe entre lo que él supone ser un documento puramente político para utilizarlo exclusivamente a efecto de llevar a cabo sus fines de gobernanza y la Constitución Político-Social; el instrumento de López Obrador pertenece muy al pasado y eso no corresponde ya a nuestra época; la Constitución de Carranza es hija de nuestro tiempo y se proyecta hacia el brillante porvenir de nuestra Patria.
La Abogacía Independiente de la República quisiera que el saber del Poder Ejecutivo Federal alcanzara a comprender que el documento histórico de 1917, que en pocas horas celebra un aniversario más, expresa el sentimiento y necesidad del pueblo, sus mejores ideales de justicia y reivindicación, los cuáles encausan adecuadamente a la soberanía dentro del orden y la legalidad.
Si ello algún día ello lo pudiera identificar Andrés Manuel López Obrador, lograría que todos los mexicanos en diáfana conjugación de intereses nacionales, conjuntamente con el Poder Ejecutivo asegurarían el ejercicio normal de nuestras instituciones republicanas y se garantizaría con ello el derecho inalienable de los mexicanos para lograr un verdadero avance en bien de toda nuestra Patria.
Es cuanto.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de Derecho Penal del
Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C..