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Cristo tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados y eliminar sus secuelas

Cristo tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados y eliminar sus secuelas

Cristo tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados y eliminar sus secuelas

¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!
Padre Santísimo: Te bendecimos en este día tan lleno de entusiasmo, porque en ti encontramos lo que tanta falta nos hace el recibir el perdón de nuestros pecados que nos dejan las más dolorosas consecuencias tan devastadoras y llenas de dolor.

Hoy, al presenciar cómo esos jóvenes que supieron lo que Cristo es capaz de hacer, no dudaron en llevar a su amigo del alma hasta sus pies, sin dirigirle ni una sola palabra y sin ninguna súplica.

¡Solo bastó la fe de ellos! Fue tan grande su hazaña que evidenciaron la grandeza y lo maravilloso de su fe que hasta el mismo Cristo se conmovió y de inmediato levantó su voz llena de poder sanador y restaurador que le dijo:

“-¡Ánimo, hijo, tus pecados quedan perdonados!” Los conocedores y fanáticos de la Ley de Moisés, pensaron en sus corazones llenos de legalidad y de ciega observancia: «¡Este hombre blasfema!».

Es entonces cuando tu hijo amado, declara ante todos que, realmente, él tiene todo el poder de perdonar, de sanar y de dar la orden para que el espíritu de toda enfermedad le obedezca y se someta a la voz de su palabra y les interroga:

-¿Por qué dan lugar a tan malos pensamientos? ¿Qué es más fácil, decirle: “Tus pecados quedan perdonados” o decirle: “Levántate y anda”?

“ Ante este razonamiento, les demostró a esos hombres religiosos que estaban ante el único hombre que ejerce potestad sobre todo lo visible e invisible.

Porque es el mesías por ellos esperado, pero que ahora que ya está en medio de ellos, a pesar de que son conocedores de la ley y los profetas, están ciegos, están envidiosos, están coléricos y ni viendo ni oyendo, ni siendo testigos del gran poder divino, son capaces de abrir los ojos del espíritu y reconocer que están ante el mesías salvador.

Aquí están presenciando al gran poder del altísimo, quien desea salvar y sanar de esa horrorosa ceguera espiritual que les impide ser salvos, sanos y herederos de las grandes bendiciones celestiales.

Aquí está quien puede abrirles sus ojos y descubrir en él a su propio salvador, pero su orgullo, su soberbia, su vanidad y su egolatría los encoleriza y los perjudica en extremo.

Padre Santísimo: ante este panorama desolador de estos intérpretes de la ley, que en vez de preparar a los hijos de Israel para recibir a su mesías, lo indispusieron para no reconocerle, a pesar de que oyeron lo que oyeron y vieron lo que otros no pudieron ver.

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Es por ello que tu hijo amado, exclama con todo el esplendor de su autoridad: “Pues, para que sepan que el hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —se dirigió entonces al paralítico—:

¡Levántate! ¡Toma tu camilla y vete a tu casa!

El milagro se produce, pero estos líderes de oscuridad ni así le creyeron ni le recibieron. Es por ello que el Espíritu Santo proclama: “ A los suyos vino, y los suyos no le recibieron.”

Padre Santísimo: Antes de alejarnos a la tierra, te decimos que nuestro corazón cree firmemente en tu hijo y con nuestra boca confesamos que él es nuestro salvador y hacemos de su palabra nuestra propia palabra.

De su actuar nuestra nueva forma de vivir; de nuestro interior, su propia morada, porque queremos hacer tu divina voluntad, tal como él nos lo enseño. ¡Solamente así te seremos aceptos en tu reino celestial! Amén. P. Cosme Andrade Sánchez+


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