ORACIÓN: ¡Que difícil es ser tu imagen divina, en un mundo de dolor!
“¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!
Padre Santísimo: En este frío amanecer te saludamos con un corazón que viene para que tú lo fortalezcas y le hagas comprender lo hermoso que es ser imagen tuya y asemejarnos cada vez más a ti, aunque el dolor nos acompañe.
¡Cómo anhelaríamos que todo en la vida fuera muy fácil y sin el menor esfuerzo!
Pero aquí en la tierra, LA ANTESALA DE LA GLORIA, todo se logra a base de fe, de esperanza y de un esfuerzo apasionado! ¡Aquí nada es es fácil, más no imposible!
Nosotros, tus hijos, oh Padre Santísimo, somos reanimados por el Espíritu Santo a vivir en intermitente pelea la buena batalla de la fe, haciendo nuestra la vida eterna, a la que fuimos llamados y por la cual hicimos aquella admirable profesión de fe ante muchísimos testigos del mundo espiritual.
Ante esta tremenda realidad, también esos mismos testigos angelicales, están al pendiente de nuestro auxilio viniendo a reforzar nuestra lucha diaria y sin abandonarnos aun mientras dormimos.
Que difícil es ser tu imagen divina, en un mundo de dolor
Es así como tú, Padre Santísimo, nos proteges en todo momento y nos conduces hasta el final de nuestra estancia aquí en la tierra.
Al final, cuando cerramos nuestros ojos terrenales, de inmediato se nos abren de manera definitiva los ojos del espíritu y vemos un mundo celestial donde comenzamos a valorar todo nuestro pasado de batallas sin cuartel, porque la vida eterna comienza y el día sin final se hace realidad.
Es justo en ese momento en que nuestra gratitud a ti, a nuestro Divino Salvador y al Espíritu Vivificador, se convierte en un himno de victoria y de triunfo.
Amados hermanos y amigos del alma que luchan contra el enemigo que los quiere destrozar, a muchos los tiene postrados y a otros ya en la recta final.
Los invitamos a redoblar su fe y su confianza en nuestro Padre a quien tenemos que presentar nuestra justificación, nuestra purificación, nuestros derechos a gozar de la eternidad que ya está a un paso de nosotros, porque Cristo, su hijo amado, nos ha comprado con su sangre preciosísima y ya no tenemos deuda alguna.
Los animamos a que redoblen su fe y su esperanza, porque el enemigo que no duerme, los está atacando en sus últimos momentos que valen oro.
¡No permitan que el dolor, el sufrimiento, la incomodidad y hasta la incomprensión y el abandono de sus seres más queridos los orille a la desesperación!
Ustedes ya están a unos pasitos de comenzar a gozar de la vida eterna y a convertirse en seres de luz maravillosos, inmensamente felices y bienaventurados.
¡No por un dolor intenso pierdan este don que ya están a punto de conseguirlo! ¡No se desesperen! Por el contrario, ¡redoblen su fe y vean el tesoro que les espera!
¡Piensen que todo esfuerzo adicional es un grado mayor de gloria que están a escasos centímetros y minutos de conseguirlo! ¿Qué la lucha es muy dura, nada fácil y dolorosa?
¡Pues así es! ¿No contemplaron al salvador sufrir de manera cruel y brutal su pasión dolorosísima que culminó en la crucifixión? ¡Gracias a su pasión y a su crucifixión dolorosísima resucitó al tercer día!
Padre Celestial: Te suplicamos por nuestros hermanitos que sufren mil enfermedades, mil dolores, mil carencias y mil abandonos.
Aunque todo mundo los abandone y desprecie, ¡Ámalos, bendícelos, fortalécelos, llénalos de esperanza muéstrales un destello de tu gloria! ¡Bendito seas, oh Dios de nuestros benditos padres! Amén. P. Cosme Andrade Sánchez+