Oración: Al que madruga el padre santísimo sale en su ayuda
¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!
Bendito amanecer de esta nueva semana. Al despertar venimos volando a tu presencia con esa avidez de quienes sintiendo que sus años ya pesan, no quieren partir de este mundo sin hacer algo que hable ante ti y ante nuestros hermanos de nuestro paso aquí en la tierra.
¡No queremos terminar nuestra estancia por este mundo sin pena ni gloria! Sino con tremendos esfuerzos y con mucha honra., porque de esta manera manifestamos que somos la viva y palpitante expresión de tu presencia, de tu amor, de tu poder y de tu sabiduría en nuestra vida.
Es el Espíritu Santo quien nos ha movido y conmovido a soñar y a llevar a feliz término eso que en sueños nos ha sido revelado: “A los que me aman, les correspondo; a los que me buscan, ME DOY A CONOCER. Conmigo están las riquezas y la honra, los bienes duraderos y la justicia.” (Proverbios 8:17-18).
Esas palabras de vida son las que nos han despertado y nos han traído a tu presencia porque amándote, tú nos corresponderás y saldrás a nuestro encuentro, a nuestro auxilio; tú te manifestarás de manera excepcional a quienes madrugando remontamos el vuelo hasta tu misma gloria.
Al que madruga, el padre santísimo sale en su ayuda
Nuestra alma está siempre en búsqueda de las riquezas celestiales, de la honra, de los bienes que perduran por siempre, nos haces justicia por ser tus hijos y herederos de todo cuanto está en los mismos cielos y ocultos aquí en la tierra.
Hoy ante ti, Padre Santísimo, hacemos esta confesión con toda la fuerza de nuestro espíritu, con toda la energía de nuestra alma y con todo el poder de nuestros labios, porque:
¡Este es el día que has hecho para que iniciemos UN NUEVO Y ESPLENDENTE AMANECER!
¡Todos los males, afluxiones quebrantos, frustraciones y desalientos del ayer quedaron sepultados y no queremos guardarlos en nuestra memoria! ¡Son indignos de pasar a la historia!
¡Todo aquello que hoy comenzamos a palpar, a sentir, a disfrutar, a lograr y a realizar, son la prueba de ese inmenso amor que Tú nos brindas y deseas lo realicemos con acierto, con sapiencia, con talento, con excelencia, con entusiasmo, con alegría, y con un amor lleno de pasión!
¡Hoy repetimos la hazaña que tú, Padre Santísimo hiciste cuando creabas el basto universo y tus labios divinos pronunciaban: ¡HÁGASE LA LUZ! Y tus palabras la hicieron realidad!
Hoy estamos pronunciando en el poder del nombre bendito y omnipotente de tu hijo amado: ¡Ábranse todas las puertas de las mil oportunidades que hasta hoy permanecen cerradas, porque nuestra lengua tiene poder y hemos decidido revestirnos de grandeza para poder honrar al mismo Rey y Señor de la excelsa e inmensa gloria!
Todo el equipo de nuestros hermanos y amigos del alma estamos encerrados en este círculo de afortunados que han tomado la sabia determinación de ser grandes para poder servir.; de ser ricos para poder salir al encuentro de nuestros hermanos que de tanta miseria se nutren de basura; de ser sabios para hacerlo todo tal como lo harías tú mismo, Padre Santísimo.
Padre Santísimo: Tu bendición nos hace exclamar y proclamar: ¡Bendito seas, oh Dios de suma bondad, inmensa riqueza y Amante bendito de nuestros padres! Amén. P. Cosme Andrade Sánchez+