Marcha sin historia
Una de las recomendaciones que Claudio X. González a los asistentes del mitin del 18 de febrero en el Zócalo, fue no hablar con la prensa. Pero el protagonismo venció a la discreción y mostró la ignorancia supina de los asistentes entrevistados.
Una mujer comentó que asistía para evitar que le impusieran en dónde trabajar, dónde vivir, porque rechaza el comunismo en cualquiera de sus manifestaciones. Los únicos que en este momento son obligados a trabajar en donde ellos no quieren son los niños en India donde tejen alfombras en un régimen neoliberal.
Los menores de edad en las minas de Arica Occidental. El comunismo dejó de insistir desde el siglo pasado.
En plantaciones de Ghana y Costa de Marfil, principales productores de cacao, trabajan más de 2 millones de niños, principalmente para la firma Hershys, países con régimen neoliberal y protectorados de reino Unido y Francia respectivamente.
Otros confunden la política la geografía y la religión porque aseguran que el Papa Francisco es sólo un líder espiritual. También es un jefe de estado, del estado Vaticano, por ello un presidente desapegado a la religión como Luis Echeverría Álvarez, visitó en 1974, el Vaticano. Hay quien señala que, cómo alguien de izquierda puede ir al Vaticano, como si fuese sólo un altar. Se olvidan que Francisco es el jefe de Estado con mayor influencia en el mundo occidental, con quien debe tenerse una buena relación y el único líder que escapa de la geometría ideológica de izquierda o derecha, por lo menos en teoría.
Porque para los conservadores los regímenes fundamentalistas son aquellos que dirigen un país los religiosos, por eso se resisten a pensar que el Papa sea uno de ellos, al estilo de los ayatolas y pastores evangelistas confesos que encabezan gobiernos en el mundo.
México como país con gobierno laico no tuvo relaciones diplomáticas con el Vaticano hasta 1992, luego de 130 años de distanciamiento oficial, año en el que se establecieron misiones diplomáticas.
Todo esto es desconocido por una parte de los asistentes a la marcha y el resto lo ignora voluntariamente para darle solidez a un pensamiento que saben, de antemano frágil, porque no tiene sustento concreto ni en la legalidad, ni en la historia ni en la realidad.
Para los asistentes al zócalo la guerra fría que terminó con la caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989. Hace 35 años, tiempo que llevan de retraso en la información y la historia. Desde luego que el voto no tiene niveles ni categoría, se contabiliza igual el de un experto que el de un ignorante, pero imaginando que el derecho al sufragio tuviera niveles a los cuales son muy apegados los conservadores, su voto sería de segunda ante esta ignorancia.
Como estas aseveraciones hubo muchas que mostraban la falta de academia, de aula, de universidad, de sentido común. Pero están convencidos de que tienen la razón. Cuando ni siquiera saben el número de artículos que tiene la Constitución.
Porque uno de los asistentes informó que asistía a la marcha para que el artículo 139 de la Constitución no se reformara, porque en ese cambio se arrebataría la propiedad privada. La Carta Magna tiene 136 artículos. El que no sabe es como el que no ve.
Los organizadores de la marcha saben, de sobra, el nivel cultural de sus convocados, les prohibieron hablar con la prensa porque son ellos los que demeritan sus actos masivos. Muestra ser proclive a la manipulación por un terror infundido e infundado que nada tiene que ver con la realidad del país.