ORACIÓN ¡OREMOS AL SEÑOR!
ORACIÓN ¡OREMOS AL SEÑOR! “¡No seamos necios! ¡Usemos nuestros labios para hacer riquezas, para vivir con sabiduría y no para lamentos propios de los que no aman la vida!
¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD! ¡Bendito seas en este amanecer sabatino, Padre Santísimo!
En este fin de semana gozosos abandonamos nuestro lecho, porque anhelamos estar en Tu presencia que nos fortalece, nos da salud, energía, vigor juvenil y hasta nos hace soñar grandezas, maravillas y proyectos increíbles,
sin reparar en la edad, ni en los achaques, ni en las carencias, ni en las limitaciones y, ¡menos en los imposibles! Realmente el estar junto a Ti, nuestro espíritu rejuvenece, nos hace ajenos a nuestras enfermedades y nos sentimos sanos, porque nuestra comunión contigo, nos hacemos inmunes a todo mal.
Mantenernos a Tu lado, Padre Santísimo, aún los viejos y débiles dejan de serlo y sus labios exclaman en coro lo que experimentan: ¡SOY FUERTE! ¡SOY SANO! ¡GOZO DE SALUD! ¡SOY AFORTUNADO!
Si despertamos con júbilo y abandonamos nuestro lecho, es debido a que estamos plenamente conscientes al proclamar lo que nos sugiere el Espíritu Santo, Bueno y Vivificador: “¡En la lengua hay poder de vida y muerte! ¡quienes la aman comerán de su fruto!” (Proverbios 18:21).
¡OREMOS AL SEÑOR!
Padre Santísimo: si nuestra lengua tiene el poder de la Vida, de la salud, de la riqueza, del bienestar y hasta de todo lo contrario, ¿por qué vamos a seguir una vida del ayer improductivo, de carencias,
de limitaciones, de fragilidades, de impotencias y de reveses? ¡Solo los necios e ignorantes continuarán siendo víctimas de la maldad, de la miseria, de la enfermedad, de la edad y de todas las impotencias de los que no Te conocen ni están bajo Tu protección!
Padre Santísimo: para hacer de nuestra boca un instrumento de poder, tan solo necesitamos que Tu presencia siempre nos acompañe y que en lo más bello de nuestro corazón nos presidas, nos ilumines, nos fortalezcas y nos des seguridad en todo cuanto de nuestros labios pronuncien, como Tus profetas.
Padre Santísimo: ¡Qué hermosos instantes hemos tenido y hemos gozado en esta madrugada!
Muy a pesar de que ayer llamaste a Tu lado al alma de mi tío Godofredo, pido a mis hermanos, parientes y amigos de este bendito grupo de oración, para que junto conmigo,
lo encomendemos a Tu infinita misericordia y a Tu gran amor, porque, “Estamos convencidos que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto,
ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 8: 38-39).
Gracias, Padre Santísimo, por la fortaleza que nos brindas, ¡por la luz que nos ilumina y por la Sangre de Tu Amado Hijo que nos redime y justifica ante Tu presencia, haciendo de Tu justicia misericordia, amor y bondad! ¡Bendito seas, Dios de nuestros muy amados padres! Amén. P. Cosme Andrade Sánchez+