Trump recrudece su guerra contra la prensa creando aún más tensiones
La Chispa te cuenta lo que pasa en el mundo y ahora vamos con nuestro vecino del norte pues Trump recrudece su guerra contra la prensa. El “silencio, cerdita” proferido por el presidente Donald Trump a una periodista la pasada semana se ha convertido en la última muestra del deterioro corrosivo entre el mandatario y los medios desde su regreso al poder. Además, mujeres periodistas han quedado en el centro de los ataques.
El insulto, dirigido a una corresponsal de Bloomberg tras preguntarle sobre Jeffrey Epstein, simboliza la caída libre de la relación entre la Casa Blanca y la prensa, marcada por presiones directas a conglomerados mediáticos y constantes descalificaciones.
Trump recrudece su guerra contra la prensa en episodios diarios
No es la primera vez que Trump arremete contra periodistas cuando las preguntas le incomodan. Sus ataques, generalmente acompañados de la etiqueta “fake news”, se han intensificado con fuerza en 2025 mientras exige retirar permisos de emisión a cadenas críticas.

Ataques directos desde ABC hasta Jimmy Kimmel
Días después del incidente con Bloomberg, Trump llamó “pésima reportera” a Mary Bruce (ABC). La Casa Blanca justificó los ataques como “transparencia”, pero la prensa reaccionó con una ola de críticas. Jake Tapper calificó sus palabras de “repugnantes y completamente inaceptables”.
En redes, usuarios compartieron caricaturas del presidente, resaltando el rechazo hacia su actitud. Trump recrudece su guerra contra la prensa aún más cuando celebró la cancelación de Stephen Colbert y presionó para retirar del aire a Jimmy Kimmel tras comentarios sobre Charlie Kirk.

Nuevas restricciones a la libertad informativa
El conflicto no es solo verbal: la Casa Blanca limitó el acceso libre de periodistas a zonas clave. El Pentágono impuso una norma que obligaba a firmar compromisos de silencio para obtener acreditaciones, lo que provocó protestas masivas de organizaciones informativas internacionales.
Un ambiente tenso sin precedentes
Para muchos periodistas, el “silencio, cerdita” ya no es un insulto aislado sino el símbolo de una guerra declarada. Observadores señalan que estas acciones buscan moldear la narrativa pública y presionar a los medios con mayor alcance en EE. UU. A esto se suma una creciente preocupación por el uso del poder gubernamental como herramienta de censura indirecta.
