Crean un concreto ‘vivo’ a base de agua de mar


La Chispa trae una noticia científica revolucionaria: crean un concreto ‘vivo’ más resistente y ecológico que el tradicional. Este material combina arena, agua de mar y bacterias como cianobacterias y Sporosarcina pasteurii, que generan carbonato de calcio para solidificar estructuras naturalmente.
A diferencia del concreto convencional, este “bio-hormigón” no solo es duradero, sino que se auto-repara y absorbe dióxido de carbono, ayudando a mitigar el cambio climático.
¿Qué significa que crean un concreto ‘vivo’?
El término “concreto vivo” se refiere a la capacidad del material para interactuar con su entorno mediante procesos biológicos. Cuando se presentan grietas, las bacterias activas dentro del concreto producen minerales que rellenan las fracturas, generando un proceso de curación natural y prolongando su vida útil.
En otro caso crean un concreto que se auto-repara, pero este nuevo avance va más allá: respira, cura y reduce el impacto ambiental.
Características únicas del concreto biológico
-
Fortaleza similar al mortero tradicional
A pesar de su origen biológico, mantiene resistencia comparable a la del concreto Portland. -
Absorción activa de CO₂
Actúa como un sumidero de carbono mientras se forma, convirtiéndolo en una opción carbono-negativa. -
Desempeño en ambientes marinos
Ideal para infraestructura costera, pues los microbios prosperan en contacto con el agua salada.
El impacto ambiental de este concreto del futuro
Crean un concreto ‘vivo’ que, además de auto-curarse, se presenta como una herramienta poderosa contra la contaminación. Reemplazar el concreto tradicional por este material permitiría reducir millones de toneladas de emisiones de CO₂ anuales.
Además, crean un cemento que genera electricidad, otro avance paralelo en materiales de construcción inteligentes, mostrando cómo la ciencia reconfigura nuestras ciudades.
¿Qué sigue para este concreto del futuro?
Se espera que esta tecnología se aplique en viviendas sostenibles, infraestructura costera y ciudades inteligentes. Con cada ladrillo que respira y se repara, damos un paso hacia un mundo donde la arquitectura es parte activa del equilibrio ambiental.