Brasil crea un robot para plantar árboles y así poder reforestar


La Chispa trae una noticia que muestra que la tecnología se puede usar para intentar salvar el planeta. Brasil crea un robot para plantar árboles, y no es un robot cualquiera: está impulsado por inteligencia artificial y tiene como objetivo reforestar zonas gravemente afectadas como el Amazonas.
Este robot, bautizado como Plantio-100, puede sembrar más de 100 árboles nativos por hora. Lo más impresionante es que analiza variables en tiempo real como la humedad, la luz solar y el tipo de terreno para decidir qué especie plantar.
¿Cómo funciona el robot brasileño Plantio-100?
Plantio-100 no solo cava hoyos y deja caer semillas. Este innovador sistema está diseñado para imitar los patrones naturales de los ecosistemas. Selecciona las especies más adecuadas para cada zona, asegurando que el proceso de reforestación no sea artificial, sino una auténtica restauración ecológica.
Cada plántula plantada es tratada con hongos micorrizales biodegradables, lo que mejora su capacidad para adaptarse y crecer en suelos degradados.
Tecnología y ecología: una alianza inesperada
Uno de los grandes logros de este robot es que no abandona los árboles tras plantarlos. Plantio-100 vuelve a monitorear el crecimiento, hidratar plántulas en riesgo y protegerlas contra plagas, logrando una tasa de supervivencia del 87%.
Este avance es particularmente relevante si se compara con otros esfuerzos globales de reforestación. Por ejemplo, Japón usa drones para sembrar árboles 10 veces más rápido que si se hiciera a mano, demostrando que la carrera por restaurar los ecosistemas se está volviendo cada vez más tecnológica.
El impacto global del Plantio-100: ¿modelo para otros países?
Brasil crea un robot para plantar árboles que ya ha despertado el interés internacional. Varios países con zonas deforestadas están siguiendo el modelo brasileño con atención. Este tipo de tecnología no solo acelera el proceso, sino que garantiza mejores resultados a largo plazo.
Con iniciativas como esta, se abre una nueva etapa en la conservación de la biodiversidad. Ya no se trata solo de sembrar rápido, sino de hacerlo bien.