Gobierno transforma la recuperación de armas en un símbolo cultural de paz


Armas convertidas en arte
En el marco del Día Internacional de la Destrucción de Armas de Fuego, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo destacó no sólo la recuperación de más de dos mil armas mediante el programa “Sí al desarme, sí a la paz”, sino también el nuevo impulso cultural que busca resignificar la violencia y devolver a la sociedad espacios de reconciliación.
Durante una ceremonia simbólica en la Basílica de Guadalupe, Sheinbaum subrayó que el retiro voluntario de armas de manos de civiles es un paso para “construir un México donde las balas no hieran a nadie”, pero además anunció que las armas destruidas no desaparecerán del todo: sus fragmentos se convertirán en esculturas comunitarias.
La secretaria de Cultura, Claudia Curiel de Icaza, adelantó que en octubre se abrirá una convocatoria nacional dirigida a artistas y colectivos para crear piezas que transformen metales de armas incautadas en obras de arte. La exhibición colectiva está programada para 2026 y busca ser un recordatorio tangible de que la paz se construye desde la ciudadanía.
“México envía hoy un mensaje claro al mundo: aquí la violencia no se normaliza, aquí se desarma y se resignifica para que las comunidades recuperen esperanza”, enfatizó Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Gobernación, al detallar que en sólo seis meses se entregaron de manera anónima más de 2 mil armas, 85 mil cartuchos y explosivos en 12 ciudades, desde Tijuana hasta Chiapas.
Aunque la estrategia de seguridad ha sido criticada por algunos sectores, Sheinbaum defendió que el promedio diario de homicidios se redujo de 86.9 a 65.6 entre septiembre de 2024 y junio de 2025, lo que representa 21 asesinatos menos cada día, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Gobierno transforma la recuperación de armas en un símbolo cultural de paz
Los municipios donde más armas se recuperaron —como Ciudad Juárez, Acapulco, Chilpancingo y León— representan puntos críticos de violencia, pero también reflejan comunidades dispuestas a colaborar para romper ciclos de miedo, según la secretaria Rodríguez.
El programa de desarme, que intercambia armas por recursos económicos o juguetes educativos, también ha tenido impacto entre jóvenes, niñas y niños. “Cuando un juguete bélico se convierte en uno educativo, se siembra una semilla de paz en la mente de un niño”, afirmó la presidenta.
Con estas acciones, el gobierno busca reforzar el mensaje de que la seguridad no depende únicamente del combate frontal al crimen, sino de una transformación cultural de fondo: quitar las armas de las calles y convertirlas en arte para que nunca más vuelvan a disparar.