Papa León XIV cierra su visita al Líbano con un llamado a reconstruir la convivencia desde la base social
Beirut.– En un país marcado por crisis superpuestas y profundas fracturas comunitarias, el papa León XIV concluyó este martes su visita al Líbano con un mensaje centrado no solo en la reconciliación, sino en la reconstrucción del tejido social desde la vida cotidiana de los libaneses. Ante más de 150 mil personas reunidas en el paseo marítimo de Beirut, el pontífice exhortó a que el país vuelva a ser “morada de justicia y de fraternidad”, y una “profecía de paz para todo el Levante”.
El acto multitudinario, el mayor del primer viaje internacional del papa peruano-estadounidense, reflejó la expectativa que su visita generó en una comunidad católica que hoy representa menos del 30 % de la población, en contraste con décadas pasadas, cuando era mayoría. A bordo de un papamóvil cubierto, León XIV atravesó la explanada entre aplausos y banderas, en un ambiente que —por momentos— devolvió a muchos asistentes una sensación de unidad poco frecuente en el país.
Un mensaje dirigido a la vida cotidiana
En su homilía, León XIV no se limitó a hablar de la paz como horizonte, sino que insistió en la necesidad de transformar la vida diaria para romper “la mentalidad de venganza” que, dijo, persiste en toda la región. “Oriente Medio necesita nuevos enfoques para rechazar la violencia, superar divisiones políticas, sociales y religiosas, y abrir nuevos capítulos basados en la reconciliación”, expresó.
El pontífice destacó que la crisis multidimensional que atraviesa el Líbano —económica, política y social— ha erosionado el ánimo colectivo. A ello se suma el deterioro generado por los enfrentamientos entre Hezbolá e Israel el año pasado y el temor a una reanudación del conflicto.
La memoria de las heridas abiertas
Horas antes de la misa, el papa visitó el puerto de Beirut, escenario de la devastadora explosión del 4 de agosto de 2020, donde fallecieron 245 personas. Allí, dijo, encontró “un dolor aún vivo” entre los familiares, pero también “pequeñas luces” de esperanza que, insistió, deben guiar la reconstrucción del país.
“La belleza del Líbano se ve oscurecida por los problemas que les afligen, por un contexto político frágil, por la crisis económica que oprime a las familias y por la violencia que despierta temores antiguos”, señaló. Sin embargo, pidió no ceder “ni a la lógica del dinero ni a la resignación ante el mal que se extiende”.
Un llamado a desarmar el corazón
En un mensaje dirigido a todas las confesiones religiosas y comunidades del país, León XIV sostuvo que la recuperación del Líbano solo será posible si se desmontan las trincheras identitarias que dividen a la sociedad: “Desarmemos nuestros corazones, dejemos caer las armaduras de nuestras cerrazones étnicas y políticas, abramos nuestras confesiones religiosas al encuentro”.
El papa invitó a “despertar el sueño de un Líbano unido, donde triunfen la paz y la justicia”, subrayando que la reconstrucción no depende únicamente de los liderazgos políticos, sino del compromiso colectivo.
Un cierre marcado por la esperanza
Mientras miles de personas agitaban banderas libanesas durante la eucaristía al aire libre, el papa concluyó su visita con una oración para que el país “conserve la esperanza que no declina” y permanezca iluminado “por la fe en Jesucristo, sol de justicia”.
Con su despedida, León XIV dejó un mensaje de profundo simbolismo: que la paz en el Líbano no será fruto de acuerdos temporales, sino del esfuerzo constante por reconstruir la confianza entre comunidades que, aun en la adversidad, comparten una misma tierra.
