Nombrar, primer paso para evitar la violencia.
Lo que no se nombra no existe. Esa es la nueva posverdad, ya no la que proclama a la luz del día mentiras u “otros datos”, sino lo que envuelve en silencio para desaparecer verdades incómodas, omisiones y violencia del Estado contra las mujeres.
No es percepción: es realidad. Este es un ejemplo: En varios estados existan más carpetas de investigación por aborto que por feminicidio. No en vano, miles de mujeres vivan con miedo a ser denunciadas por buscar atención médica.
En un país donde el 92% de los delitos no se castigan, esta priorización lo dice todo. La violencia institucional legal, narrativa y cotidiana, envía un mensaje contundente: que decidir por si mismas es sospechoso, que sus cuerpos se regulan antes que protegerlas, que la prioridad no es su vida, sino el castigo.
Angie Contreras, vocera de Mujeres Vivas, Mujeres Libres, enfatiza: “En México no solo enfrentamos la violencia que ocurre en las calles, también vivimos la violencia que ejerce el Estado cuando decide a quién protege y a quién castiga”
Entonces, es más fácil señalar a las mujeres que revisar el sistema. Más sencillo cuestionar su reacción que aceptar que las niñas, jóvenes y mujeres son violentadas todos los días y casi lo normalizamos.
La violencia institucional contra las mujeres es cuando quienes gobiernan evitan nombrar lo que pasó. La política ocurre cuando los hechos se acomodan según convenga, la social cuando se minimiza o se justifica y la simbólica, la más silenciosa, la que pone a las mujeres bajo sospecha antes de mirar al agresor.
“Cuando el Estado persigue a mujeres que toman decisiones sobre su cuerpo pero no a quienes ejercen violencia contra ellas, envía un mensaje que no es el correcto. La criminalización del aborto es también un tipo de violencia ”, dice Contreras.
No puede existir una vida libre de violencia mientras decidir sobre nuestros cuerpos siga tipificado como delito. Sacarlo del Código Penal es romper con una forma silenciosa y profunda de violencia institucional.
Desde Mujeres Vivas, Mujeres Libres aseguran que la violencia no se minimiza: se nombra. Y al hacerlo se rompe silencio e invisibilidad, el primer cerco de la impunidad y de una violencia que acecha, carcome y hiere.
