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ORACIÓN: “SABEMOS QUE TÚ, SEÑOR, ¡ERES EL ÚNICO OMNIPOTENTE!”

ORACIÓN: “SABEMOS QUE TÚ, SEÑOR, ¡ERES EL ÚNICO OMNIPOTENTE!”

Oración: “Sabemos que tú, Señor, ¡Eres el único omnipotente!”: Padre Santísimo: en este tibio y lluvioso amanecer, Te saludamos muy agradecidos porque este regalo de las nubes es toda una bendición que nos hace regocijar con toda la naturaleza motivados a la alabanza, a la adoración y a la contemplación de Tu gran bondad. Este verano fue extremadamente seco.

No hubo lluvias, no hay maíz, no hay trigo, no hay frijol, no hay semillas, no hay frutas y los mantos acuíferos se han empobrecido.

De todo corazón y con la potencia de nuestras almas Te agradecemos por esta lluvia y Te suplicamos que en este invierno nos envíes buenos aguaceros que nos garanticen abundancia, alegría, paz y bienestar, por el amor que tienes a Tu Amado Hijo, quien nos ha hecho Sus hermanos, Sus amigos y Sus protegidos.

El Espíritu Santo nos da certeza de esta gran verdad: “Porque Tú, Señor, bendices a los justos; cual escudo los rodeas con Tu buena voluntad.” (Salmo 5:12). No somos justos, pero gracias a Tu Amado Hijo, Padre Bendito, hemos sido justificados por Su Sangre.

La amistad que de Ti gozamos, la hemos obtenido, gracias a que Cristo se ofreció como expiación para arrebatar Tu gran amor y compasión inagotables y eternos. Ante esta promesa de Tu increíble amor, hacemos muy nuestra la bendición del ayer que está latente hoy: “¡El Señor te bendiga y te guarde! ¡El Señor haga resplandecer su rostro sobre ti y te mire con buenos ojos! ¡El Señor vuelva hacia ti Su rostro y te conceda la paz!” (Números 6: 24-26). ¿Qué más podría faltarnos para ser lo que Tú destinaste que fuéramos?

Padre Santísimo: con Tu bendición nos proteges de toda maldad, nos guardas bajo el amparo de Tus alas, nos infundes fortaleza, paz y bienestar.

Cuando Tu Rostro resplandece sobre nosotros, Tu propia Luz nos ilumina, nos guía, nos hace invisibles ante nuestros enemigos y nos da sabiduría, conocimiento y discernimiento. Tu mirada compasiva y amorosa jamás se aparta de nosotros para fortalecernos en tiempos difíciles y en situaciones de peligro.

Cuando vivimos en la certeza de que Tú, Padre Bendito, no apartas de nosotros Tu rostro, nuestros corazones se inundan de paz.

Gracias, Padre Bendito, Tu Luz nos acompañan todos los días de nuestra vida en la tierra. La paz que de Ti proviene nos crea una atmósfera propicia para que siendo más que iluminados, más que bendecidos, más que favorecidos y más que enaltecidos, seamos siempre los que gozando de Tu mirada protectora cumplamos con excedencia la misión por Ti encomendada.

¡Que hagamos que la gracia divina sea en nosotros como la vivificante lluvia que nos haga ser fructíferos como esas ramas que permanecen unidas a aquel que destinaste fuera la VID VERDADERA, para que por nuestras entrañas circule esa sabia divina que nos haga dignos de una vida terrena bienaventurada que nos prepare para continuarla más gloriosa en Tus mansiones eternas!

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Gracias, Padre Amado, porque el amanecer y estar con aliento de vida nos da la garantía de que aun sigues esperando de nosotros esos frutos de bondad, de misericordia, de amor y de condescendencia para salir al encuentro de nuestros hermanos que están sumidos en la depresión, en el desaliento, en la enfermedad, en el dolor, en la impotencia, en la ignorancia, en la pobreza, en la maldad y en las codependencias más aberrantes, crueles e inhumanas.

Gracias, Padre Amado, porque en Ti vemos que Tu omnipotencia es única y lo más hermoso de ella es que nos mueve, promueve y conmueve a llevarles ese mensaje de gran poder a quienes están tan decaídos, que ya están anestesiados y casi al borde de la muerte.

¡Bendito seas, Padre Omnipotente! ¡Tú nos has llenado de amor divino, que es la llave omnipotente que abre los tesoros del mismo cielo! Amén. Eres el único omnipotente

P. Cosme Andrade Sánchez+


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