Vandalismo opaca manifestación pacífica por los 43 de Ayotzinapa en Ciudad de México
* Encapuchados realizan destrozos en comercios y mobiliario público, mientras estudiantes y colectivos se deslindan de los actos violentos
En una nueva jornada de manifestaciones para exigir justicia por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, Ciudad de México volvió a ser escenario de actos vandálicos que empañaron la movilización pacífica de los normalistas y sus simpatizantes. Encabezados por encapuchados vestidos de negro, los desmanes afectaron diversos comercios y mobiliario público en puntos clave como Avenida Reforma, Avenida Juárez y Eje Central.
Aunque la marcha inició de manera ordenada y pacífica, los grupos de vándalos comenzaron a atacar negocios y dañar la infraestructura pública, generando caos y temor entre los transeúntes. Cafeterías, tiendas de conveniencia e incluso paradas de autobuses sufrieron daños, con cristales rotos y, en algunos casos, incendios provocados en los locales. A pesar de estos incidentes, los estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa y los colectivos que los apoyan decidieron tomar distancia de los actos violentos, evidenciando su deslinde de las acciones de los encapuchados.
El vandalismo como un factor recurrente
No es la primera vez que manifestaciones en torno al caso Ayotzinapa son opacadas por la violencia de pequeños grupos que desvían la atención de las exigencias legítimas de justicia. En cada ocasión, los actos vandálicos parecen seguir un patrón similar: destrucción de mobiliario urbano, pintas en fachadas y daños a comercios. En esta última movilización, los encapuchados volvieron a ser los principales protagonistas de los destrozos, en contraste con los manifestantes pacíficos que buscan mantener el enfoque en las demandas de justicia y verdad sobre el caso de los 43 estudiantes desaparecidos.
Previo a los disturbios en la marcha, se reportó que un convoy de la Línea 3 del Metro fue grafiteado con frases como “Fue el Estado” y “Narco Gobierno”, en la estación Indios Verdes, lo que también incrementó la tensión en la capital. Estas pintas, cargadas de mensajes políticos, se han vuelto un elemento recurrente en las manifestaciones relacionadas con Ayotzinapa, reflejando el descontento y la frustración ante la falta de esclarecimiento del caso.
Reacciones ante los actos de violencia
La comunidad estudiantil de Ayotzinapa, junto con los colectivos que apoyan la causa, ha sido clara en su rechazo a los actos de vandalismo. Durante la marcha, muchos de ellos se apartaron de las zonas donde se registraban los destrozos, dejando en claro que su lucha es por la memoria y la justicia, y no por la violencia. “Estamos aquí por los 43, no por destruir”, declaró uno de los manifestantes. Este sentimiento es compartido por muchas personas que, aunque simpatizan con la causa, rechazan la escalada de violencia que suele acompañar estas movilizaciones.
Vandalismo opaca manifestación pacífica por los 43 de Ayotzinapa en Ciudad de México
Por su parte, los comerciantes afectados han manifestado su enojo y frustración ante los constantes ataques a sus negocios durante este tipo de marchas. Algunos negocios han tenido que cerrar sus puertas de manera temporal ante el riesgo de saqueos y daños a su propiedad, lo que también ha generado pérdidas económicas considerables.
Las autoridades y el control de las manifestaciones
Ante los actos vandálicos, las autoridades de la Ciudad de México han implementado medidas preventivas, como el despliegue de elementos de la policía capitalina en las rutas de las marchas. Sin embargo, esto no ha sido suficiente para frenar las acciones de los grupos encapuchados, quienes suelen mezclarse con los contingentes de manifestantes pacíficos antes de iniciar los destrozos.
La jefa de Gobierno, Martí Batres, ha expresado en varias ocasiones su respaldo al derecho a la protesta, pero también ha condenado los actos de violencia que dañan la infraestructura pública y privada. En este sentido, el gobierno de la ciudad ha reiterado su compromiso de investigar y sancionar a los responsables de los destrozos, sin que ello afecte el legítimo derecho de las familias de Ayotzinapa y sus simpatizantes a manifestarse.
El foco debe seguir en la justicia
A 10 años de la desaparición de los 43 estudiantes, las demandas de justicia continúan siendo el centro de estas movilizaciones. Las familias de los desaparecidos, acompañadas de organizaciones sociales y civiles, insisten en que los actos violentos no deben desviar la atención de lo más importante: esclarecer la verdad sobre lo ocurrido la noche del 26 de septiembre de 2014 y llevar a los responsables ante la justicia.
Sin embargo, la violencia en estas manifestaciones genera una narrativa paralela que, en muchos casos, distrae de los objetivos principales de la movilización. Los colectivos pacíficos reiteran la importancia de no perder de vista el propósito central de su lucha: “No estamos aquí para destruir, estamos aquí para que nos escuchen”, señalaron varios manifestantes, subrayando que la justicia para los 43 es el único motivo que los lleva a las calles.
Finalmente, mientras los destrozos causados por los encapuchados continúan generando polémica, la lucha de las familias de Ayotzinapa por la justicia se mantiene firme. Las autoridades y los manifestantes pacíficos deben encontrar la manera de preservar el carácter legítimo de sus demandas sin que la violencia opaque sus objetivos, en una causa que sigue resonando en el corazón de México.