SIN AGUA Y SIN DRENAJE EL MERCADO 28
El Mercado 28, fundado hace más de 35 años, es de los lugares más emblemáticos para el turismo en Quintana Roo, pero no cuenta con el servicio de agua potable ni drenaje.
Cancún es conocido como el Dubai mexicano, por las grandes riquezas que genera, pero semeja más al Sahara, al dejar en el abandono los populares espacios comerciales y poner en riesgo la salud de toda la población.
EL MERCADO 28, no cuenta con agua potable ni con drenaje
Los políticos solamente acuden al lugar a tomarse selfies y darse los conocidos baños de pueblo en las campañas, pero no les importa que en lo más mínimo dotar de servicios básicos.
Rafael Santiago/La Chispa
El popular y turístico mercado 28, fundado a mediados de los años 70’s cuando Cancún iniciaba su crecimiento, estaba rodeado de selvas, pájaros y traviesos monos. Ahora está rodeado de calles pavimentadas, coches y viviendas, pero conserva algo de su pasado: todavía no tiene agua potable ni drenaje.
Hace unos meses, los políticos y políticas que hacen campaña para la presidencia municipal, para diputaciones, o cualquier cargo de elección popular, tuvieron como aduana electoral obligada este mercado, ahí se toman las selfies para presumir sus baños de pueblo y con lo que intentaron seducir a sus electores. Y se hace referencia a los competidores de todos los partidos políticos. Todos van, saludan, se comprometen a resolver el problema de los locatarios, y después de pasar el proceso electoral nunca se les vuelve a ver.
El nombre original no es Mercado 28, aunque así le quedó registrado en el pueblo, por estar ubicado en esa supermanzana. En realidad es la amalgama de varios mercados que se iniciaron con la creación del “Mercado Artículo 115 Constitucional”, nombre puesto por el presidente municipal Joaquín González Castro (1984-1987), que tenía en gran estima este artículo que tiene que ver con la ahora muy golpeada autonomía municipal.
En realidad son varios mercados integrados, incluso hay plazas comerciales como Plaza Bonita y varias unidades habitacionales. Cuenta con 250 locales, entre los que se incluyen no solamente artesanías de cuero, plata o vidrio, sino también joyería, vestidos, lentes, ropa y suvenires. En este lugar se genera trabajo para más de cuatro mil personas.
Pero con todo lo famoso que es, el principal problema que tiene a nadie le interesa solucionar: no cuenta con drenaje ni agua potable. El único drenaje es pluvial alrededor del mercado, donde se colocan algunas descargas de aguas grises porque no tienen otra oportunidad. Todos tienen que ir a los “baños públicos” que se encuentran a un costado del mercado. Ahí van todos los que laboran porque sus locales no cuentan con instalaciones sanitarias y también cualquier turista que llegue y tenga necesidad de ir al tocador.
Lo dramático de esta situación, sin agua, la viven los que tienen locales que expenden alimentos y en especial los restaurantes. Su única forma de sobrevivir, es colocar tinacos de 500 litros por los cuales les cobran 250 pesos por llenarlos a través de pipas que llegan una vez por semana; por supuesto no se garantiza que sea agua potable, pero por lo menos es agua para lo básico en la limpieza de los locales y para que los comensales se puedan lavar las manos.
La excusa de los responsables de ofrecerles servicios, ya sea Aguakán o el municipio, es que es un mercado es privado, de tipo de condominio. Por lo cual sobreviven en una situación totalmente irregular. Los riesgos sanitarios no importan, porque hay complicidad de las autoridades federales y estatales que no tienen ningún empacho en otorgarles los permisos correspondientes de Cofepris y la Secretaría de Salud, por citar los más básicos.
Cancún no es el Sahara, tiene suficiente agua y tanto dinero como Dubai, pero la ciudad se desenvuelve en situaciones degradantes que se observan en cuestiones tan elementales como los servicios básicos de agua potable y drenaje en uno de los mercados más emblemáticos.
Y es trágico, sobre porque los ingresos de este destino turístico son de un promedio de 60 mil millones de pesos anuales, lo que representa un 23 por ciento de todos los ingresos por turismo a nivel nacional. Además, hay que agregar los permisos de construcción de hoteles (baste recordar que Jorge Emilio González, el “Niño Verde”, fue grabado hace unos años, mientras pedía dos millones de dólares a un empresario hotelero para que le otorgara los permisos del ayuntamiento), los terrenos que vende el municipio a precios de oro, sumado a los millonarios producto de los cobros de impuestos, la tenencia, el predial, los servicios, y los ingresos ilícitos como “mordidas” o los que toleran con la delincuencia organizada.
Pues toda esa millonaria suma no alcanza para poner agua potable y drenaje en el Mercado 28. Y lo peor es que el Mercado 28 se promueve como una gran alternativa turística. Es un referente obligado para el visitante que llegan hasta en autobuses de turistas para que realicen diversas compras. Se oferta como una gran experiencia que muestra el calor humano, ya que puedes disfrutar de un auténtico mercado popular, interactuando con los vendedores o realizarte un tatuaje o trenzas en el cabello. En el centro del mercado, hay varios restaurantes que venden todo tipo de platillos, desde mariscos con sello internacional, hasta la comida típica mexicana. Los platillos más destacados son la cochinita pibil, los panuchos yucatecos y los papadzules (enchiladas al estilo maya); también hay mariscos. Lo que no les dicen es que no cuenta con agua, ni drenaje. Este Mercado es uno de los contrastes entre la Zona Atolera y la Zona Hotelera de Cancún.