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La lucha por preservar la técnica del caracol púrpura en Oaxaca

La lucha por preservar la técnica del caracol púrpura en Oaxaca

En la costa de Oaxaca, entre las rocas bañadas por las mareas de Huatulco, Mauro Habacuc Avendaño Luis lidera una lucha silenciosa para preservar una tradición milenaria: el teñido de hilos con el pigmento del caracol púrpura. A sus 83 años, este maestro tintorero no solo perpetúa una técnica única, sino que también encabeza los esfuerzos para proteger al molusco y su hábitat frente a las crecientes amenazas del turismo y la contaminación.

Una técnica al borde de desaparecer

El teñido con caracol púrpura es una práctica prehispánica que en el pasado se realizaba en varios estados de México. Hoy, solo sobrevive gracias a los 15 tintoreros de Pinotepa de Don Luis, quienes trabajan con dedicación para mantener viva esta tradición.

Mauro, presidente de la cooperativa local de teñidores, recuerda cómo aprendió este oficio a los 15 años, guiado por su tío. “Nosotros no matamos el caracol, lo cuidamos. Lo ordeñamos y lo devolvemos a su hábitat para que siga reproduciéndose”, explica, refiriéndose al proceso mediante el cual se extrae el líquido del molusco sin dañarlo.

El impacto ambiental y cultural

A pesar de sus esfuerzos, el hábitat del caracol púrpura enfrenta desafíos significativos. La contaminación marina y el turismo desmedido han puesto en riesgo las poblaciones de este molusco. Mauro y su equipo realizan largas jornadas de viaje al Parque Nacional de Huatulco para teñir los hilos bajo estrictos permisos ambientales, demostrando su compromiso con la sostenibilidad.

La lucha por preservar la técnica del caracol púrpura en Oaxaca

“Antes caminábamos ocho días para llegar. Ahora lo hacemos en camión, pero el esfuerzo sigue siendo grande”, comenta Mauro.

Además del impacto ambiental, los tintoreros enfrentan desafíos económicos. La falta de apoyo gubernamental y la competencia con textiles industriales dificultan la venta de sus productos, aunque estos enredos tradicionales y bordados elaborados en telares de cintura tienen un valor cultural incalculable.

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Un legado familiar y colectivo

Para Mauro, el teñido no es solo un oficio, es un legado que ha transmitido a sus hijos y a las nuevas generaciones. “Mis hijos también son teñidores, y nuestras esposas elaboran las prendas. Todos hacemos equipo”, afirma con orgullo.

La cooperativa que lidera busca no solo preservar esta técnica ancestral, sino también educar a las comunidades y al público sobre su importancia cultural. “No se trata solo de teñir hilos, sino de proteger una parte de nuestra identidad como pueblo”, concluye Mauro.

Mientras los tintoreros de Pinotepa de Don Luis siguen enfrentando desafíos, su dedicación es un recordatorio del valor de preservar las tradiciones y el medio ambiente como un legado para las futuras generaciones.


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