La Ciudad de México se pinta de orgullo: Zócalo se convierte en símbolo global de paz y diversidad


Más que una celebración, fue una declaración al mundo: la Ciudad de México se reafirmó como epicentro de libertades y derechos al desplegar en el Zócalo capitalino la bandera LGBTIQ+ más grande del planeta. Más de 6 mil personas participaron en este acto multitudinario encabezado por la Jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina, quien destacó el carácter profundamente simbólico del evento como un mensaje de paz, inclusión y transformación.
“Hablar de paz es hablar de respeto a quien quiera ser y como quiera ser”, afirmó Brugada durante el performance que tiñó de colores el corazón del país. La mandataria capitalina resaltó que este acto representa un compromiso colectivo y gubernamental con la diversidad sexual, en un contexto donde las libertades aún son puestas a prueba en muchas partes del mundo.
La bandera humana desplegada en la Plaza de la Constitución no solo fue un espectáculo visual. Fue, ante todo, un gesto de resistencia cultural frente a la discriminación, una expresión de memoria histórica y una exigencia por una sociedad más justa. Cada color representó a quienes han luchado por la igualdad, como recordó Hilda Téllez Lino, secretaria ejecutiva de la Unidad de Atención a la Diversidad Sexual (UNADIS): “En cada color palpita la memoria de quienes nos antecedieron, de quienes con valentía enfrentaron el estigma y sembraron dignidad”.
La Ciudad de México se pinta de orgullo: Zócalo se convierte en símbolo global de paz y diversidad

En ese mismo sentido, la secretaria de Cultura, Ana Francis López Bayghen, subrayó que la política cultural de la ciudad se mantendrá alineada con los principios de inclusión, no solo hacia la diversidad sexual, sino también hacia todas las poblaciones históricamente excluidas.
El evento no solo refrendó la vocación progresista de la capital mexicana, sino que también proyectó una imagen clara: la Ciudad de México es una capital que abraza con orgullo su pluralidad. “Es la capital del orgullo, de la paz y de la transformación”, reiteró Brugada, quien ha colocado la lucha por los derechos humanos en el centro de su gestión.
Con el Zócalo repleto de alegría, música y colores, la Ciudad de México volvió a recordarse —y recordarle al mundo— que no hay celebración más poderosa que aquella que nace del reconocimiento mutuo, del respeto y del amor libre.
