México activa su diplomacia preventiva en la ONU ante la escalada militar de Estados Unidos contra Venezuela
Ante el incremento de las tensiones militares entre Estados Unidos y Venezuela, el Gobierno de México elevó su postura diplomática al Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), donde llamó a frenar la escalada bélica y a privilegiar una salida pacífica, democrática y negociada al conflicto que ya ha dejado más de un centenar de víctimas en el Caribe.
Durante una sesión informativa solicitada por Venezuela, el representante permanente de México ante la ONU, Héctor Vasconcelos, advirtió que la comunidad internacional enfrenta una prueba crítica para el multilateralismo y para los principios fundacionales del organismo, al tiempo que rechazó de manera explícita el uso o la amenaza del uso de la fuerza como mecanismo de solución entre Estados.
En su intervención, Vasconcelos retomó los ejes históricos de la política exterior mexicana —la no intervención y la solución pacífica de controversias— y subrayó que “corresponde exclusivamente al pueblo venezolano determinar su futuro político”, en consonancia con la Carta de las Naciones Unidas. El diplomático exhortó al Consejo de Seguridad a asumir su responsabilidad cuando la paz internacional se ve amenazada y a activar los mecanismos previstos en el artículo 33 del tratado constitutivo del organismo, orientados a la prevención de conflictos mediante el diálogo y la mediación.
La postura mexicana no surge de manera aislada. En los últimos días, la presidenta Claudia Sheinbaum ha insistido públicamente en la necesidad de que la ONU actúe para evitar un derramamiento de sangre en Venezuela, e incluso ofreció territorio mexicano como sede para una eventual negociación entre Caracas y Washington. La mandataria ha planteado que el camino militar no solo profundiza la crisis humanitaria, sino que incrementa la inestabilidad regional.
La escalada se intensificó luego de que el Departamento de Estado de Estados Unidos incluyera al presidente Nicolás Maduro y a altos funcionarios de su gobierno en su lista de terroristas internacionales, al vincularlos con el llamado Cartel de los Soles. Esta designación amplía el margen para nuevas sanciones económicas y abre la puerta a acciones militares directas en territorio venezolano, una posibilidad que ha generado preocupación en América Latina.
En paralelo, Washington ha endurecido su ofensiva contra el sector energético venezolano. La semana pasada, el presidente Donald Trump ordenó el bloqueo total de petroleros sancionados que entren o salgan de Venezuela, lo que derivó en el decomiso de al menos dos embarcaciones y la persecución de una tercera. La Casa Blanca ha enmarcado estas acciones como una guerra contra “buques fantasma”, una narrativa que ha provocado reacciones inmediatas de potencias como China y Rusia.
México activa su diplomacia preventiva en la ONU ante la escalada militar de Estados Unidos contra Venezuela
Pekín acusó a Estados Unidos de violar el derecho internacional mediante incautaciones arbitrarias, mientras que Moscú ratificó su respaldo político y diplomático al gobierno de Maduro. China, principal destino del petróleo venezolano, recibe cerca de 700 mil barriles diarios de los 1.2 millones que produce actualmente PDVSA, lo que coloca al conflicto en una dimensión geopolítica de mayor alcance.
En este contexto, México busca posicionarse como un actor de contención regional. La preocupación del Gobierno de Sheinbaum no se limita a Venezuela: la reciente clasificación de cárteles mexicanos como organizaciones terroristas por parte de Estados Unidos y la designación del fentanilo como “arma de destrucción masiva” han encendido alertas en Palacio Nacional sobre la posibilidad de que la lógica de intervención militar se extienda a territorio mexicano.
Esa inquietud se vio reforzada el mismo día de la intervención mexicana ante la ONU, cuando un dron militar estadounidense fue detectado sobrevolando el Golfo de México, a la altura de las costas de Veracruz. La aeronave, dedicada a labores de inteligencia, vigilancia y reconocimiento, se suma a una serie de al menos 18 vuelos similares registrados en semanas recientes, algunos de ellos muy dentro del espacio aéreo nacional.
Ante este escenario, México ha optado por reforzar su discurso multilateral y su apuesta por el derecho internacional. Vasconcelos pidió al secretario general de la ONU utilizar sus “buenos oficios” para desescalar las tensiones, fomentar la confianza entre las partes y facilitar un diálogo que permita una solución sostenible y conforme a la legalidad internacional.
Con su intervención en el Consejo de Seguridad, el Gobierno mexicano no solo busca contener el conflicto venezolano, sino también marcar un límite diplomático frente a una estrategia de seguridad estadounidense que, de extenderse, podría tener implicaciones directas para la soberanía y la estabilidad de la región.
