¿Los abrazos reducen el estrés? Hay un nuevo estudio al respecto
La Chispa trae una noticia sin igual pues expertos examinaron si ¿los abrazos reducen el estrés?. En la vida moderna, el estrés es una constante, con efectos negativos sobre la salud física y emocional. Frente a esto, surgen alternativas naturales que podrían aliviarlo de forma sencilla y efectiva. Una de ellas son los abrazos, que actúan como una poderosa forma de contacto social capaz de disminuir la respuesta fisiológica al estrés, especialmente en las mujeres.
El abrazo: un remedio emocional accesible
Los estudios recientes indican que los abrazos reducen el estrés porque activan mecanismos neuroendocrinos reguladores del sistema de estrés, como la disminución de cortisol. Este efecto parece ser más marcado en las mujeres, quienes podrían ser más sensibles al contacto físico como forma de apoyo emocional. En contraste, los hombres tienden a beneficiarse más de otras formas de conexión, como el deporte, las conversaciones profundas o la cooperación.
Esta diferencia sugiere que las intervenciones contra el estrés deben considerar el género y las preferencias individuales. Aun así, el abrazo destaca por ser una estrategia sin efectos secundarios, que promueve el bienestar emocional de manera natural.

El estrés crónico: un enemigo silencioso
El cuerpo responde al estrés activando el eje hipotálamo-hipófiso-adrenal, que libera cortisol, la hormona del estrés. Cuando este proceso se vuelve constante, puede afectar el sueño, el estado de ánimo e incluso el metabolismo. En este contexto, los abrazos ofrecen un alivio inmediato al reducir esta activación fisiológica de forma significativa.
Estudios reveladores sobre abrazos y cortisol
Diversas investigaciones han probado cómo un simple abrazo antes de una situación estresante —como entrevistas o exámenes— puede disminuir los niveles de cortisol en mujeres. Un experimento con la Prueba de Presión en Frío Evaluada Socialmente reveló que quienes abrazaron a su pareja antes del evento tuvieron una menor respuesta hormonal frente al estrés.
Curiosamente, no se observaron cambios en la percepción subjetiva del afecto ni en la activación del sistema nervioso simpático. Esto indica que el principal impacto del abrazo es biológico y no solo emocional.

¿Y qué pasa con los hombres?
En el caso masculino, el mismo estudio no mostró una disminución significativa del estrés tras los abrazos. Esto puede deberse a factores culturales en la expresión del afecto o diferencias hormonales. Aunque no se descarta que otros tipos de contacto físico también puedan beneficiarles, el abrazo parece ser más eficaz en mujeres.
La clave está en el contacto genuino
En conclusión, el abrazo no es solo un gesto tierno: puede ser una intervención terapéutica, accesible y sin riesgos. Fomentar el contacto humano real, especialmente en mujeres, puede fortalecer la resiliencia emocional y mejorar la salud mental.
