Las musas de la Nouvelle Vague
Gracias al estreno de la cinta La nueva ola de Richard Linklater, la nouvelle vague ha encontrado un nuevo auge y resulta pertinente recordar a las musas que inspiraron a los directores de esa corriente, siendo la mayor parte de ellas, pareja de los realizadores.
Anna Karina (1940-2019) estuvo casada con Jean Luc Godard durante siete años y estelarizó películas tan importantes como Una mujer es una mujer, Vivir su vida, El soldadito, Banda aparte, Alphaville, Pierrot el loco y Made in Usa.
Stephane Audran (1932-2018) estuvo casada con Claude Chabrol durante 16 años durante los cuales filmó una docena de películas entre las que destacan Los primos, El carnicero, Las dulces amigas, Landrú, La ceremonia y La ruptura.
Aunque ya en la etapa final de su carrera Francois Truffaut tuvo como musa a Fanny Ardant (1949) en La mujer de al lado y en Viva el domingo.
Marie Laforet (1939-2019) fue conocida como La chica de los ojos dorados, gracias al filme de su esposo Jean Gabriel Albicocco con el que filmó posteriormente Rata de América y El gran Meaulnes, aunque la bella prefirió darle preferencia a su carrera de cantante, participó en 59 filmes.
Y aunque no fue propiamente miembro de la nouvelle vague, Roger Vadim se ganó la fama de galán trabajando con las actrices más bellas de la época y casándose con algunas de ellas como Brigitte Bardot (1934), Y dios creo a la mujer, Y si don Juan fuera mujer Jane Fonda (1937) Barbarella y Catherine Denueve (1943) Vicio y virtud, aunque ésta última fue mejor aprovechada por Jacques Demmy en los musicales Las señoritas de Rochefort y Los paraguas de Cherburgo, trabajando también al lado de Truffaut en La sirena del Mississipi y El último metro.
Aunque la verdadera musa de Demmy fue su esposa la gran cineasta Agnes Varda (1928-2019) al quien le dedicó el bello filme Jacqot de Nantes.
Aunque no estuvo casada con ningún director, Jeanne Moreau merece ser recordada por filmes como Ascensor para el cadalso y Los amantes de Louis Malle y Jules y Jim de Francois Truffaut.
Todas ellas bellas y talentosas que merecen ser recordadas en el Olimpo cinematográfico.
