Veteranos ucranianos cruzan nadando el estrecho de Bósforo


La Chispa trae una noticia internacional. Los veteranos ucranianos cruzan nadando el estrecho del Bósforo y el mundo lo observa con asombro. Esta historia comienza con Oleh Tserkovnyi, un veterano de 34 años que, durante una sesión de entrenamiento en piscina, propuso a sus compañeros una idea que parecía imposible: cruzar a nado el Bósforo el 24 de agosto, Día de la Independencia de Ucrania. Lejos de poner excusas por sus amputaciones, sus compañeros se unieron sin dudar.
El objetivo era claro: visibilizar las secuelas de la guerra y recaudar fondos para prótesis. Entrenaron intensamente durante meses, con el apoyo del Centro de Superhumanos y CapitalTRI, un equipo de triatlón ucraniano. La preparación física fue tan importante como la mental. “No pedimos compasión, pedimos apoyo”, dijo Tserkovnyi con firmeza.
Una carrera entre continentes y cicatrices
El evento no fue simbólico únicamente por la fecha, sino también por el lugar: cruzar nadando de Asia a Europa. La Bosphorus Cross-continental Swimming Race reunió a más de 2.800 nadadores de 81 países, pero estos tres ucranianos destacaron entre todos. Los veteranos ucranianos cruzan nadando no solo con el cuerpo, sino con la carga emocional de una guerra que aún los marca.
Aunque enfrentaron trabas —como la negativa inicial de los organizadores a permitir su participación sin categoría de discapacidad—, los veteranos se negaron a rendirse. Finalmente, completaron la travesía de 6.5 km con una determinación inquebrantable.
Recuperando el equilibrio en el agua
Para Tserkovnyi, el deporte fue su tabla de salvación. Tras dos conmociones cerebrales severas sufridas en combate, encontró en la natación una forma de recuperar el control de su cuerpo y su mente. Reconocer los detonantes del trastorno por estrés postraumático y anticiparse a ellos se volvió parte de su entrenamiento diario.
“Empecé a entender qué los desencadena, cuándo aparecen y cómo anticiparme a ellos”, explicó. El agua, más que un medio, se volvió un refugio.
De la oscuridad a la superación
El ingeniero Pavlo Tovstyk perdió parte de su pierna tras pisar una mina. Aún recuperándose, se metía en secreto a nadar. “Volví a ser yo mismo. Simplemente… diferente”. Lo que empezó como un reto, se convirtió en un propósito vital.
Oleksandr Dashko, otro veterano, también halló en la natación su forma de sanar. Tras perder la pierna, cayó en depresión, pero cruzar el Bósforo le devolvió el sentido. “Cuando algo así se presenta en mi camino, es como una descarga eléctrica”, comentó.