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El Papa Francisco reaparece y convierte su fragilidad en un llamado global a la compasión y la inclusión

El Papa Francisco reaparece y convierte su fragilidad en un llamado global a la compasión y la inclusión

El papa Francisco reaparece y convierte su fragilidad en un llamado global a la compasión y la inclusión

Ciudad del Vaticano. — En un gesto tan conmovedor como poderoso, el papa Francisco reapareció este domingo en la Plaza de San Pedro, no solo para saludar a los fieles tras semanas de convalecencia, sino para convertir su propia debilidad en un mensaje de esperanza, dignidad y justicia para los enfermos y marginados del mundo.

En el marco de la misa por el Jubileo de los Enfermos, celebrada durante el Año Santo dedicado al mundo sanitario, el pontífice de 88 años se dejó ver brevemente, visiblemente frágil, recibiendo oxígeno y transportado en su silla de ruedas. Sin embargo, lo que más resonó no fue su imagen, sino las palabras que había dejado preparadas: un llamado a no apartar la mirada del sufrimiento humano.

“No es fácil, pero es una escuela en la que aprendemos cada día a amar y a dejarnos amar”, escribió Francisco, en un texto que fue leído por el arzobispo Rino Fisichella, encargado de presidir la ceremonia.

El papa hizo una profunda reflexión sobre el valor del sufrimiento compartido y denunció la tendencia social a excluir a los más vulnerables. “Una sociedad que no logra aceptar a los que sufren es cruel e inhumana”, citó, recordando las palabras del papa emérito Benedicto XVI.

El Papa Francisco reaparece y convierte su fragilidad en un llamado global a la compasión y la inclusión

Francisco no solo compartió su experiencia de enfermedad, sino que la transformó en una voz para millones. En su mensaje escrito para el Ángelus, subrayó la urgencia de fortalecer los sistemas de salud en todo el mundo y proteger a quienes trabajan en ellos.

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“Rezo por los médicos, enfermeros y trabajadores sanitarios… Su misión no es fácil y debe ser apoyada y respetada”, escribió. Y fue más allá: “Deseo que se inviertan los recursos necesarios para que los sistemas sanitarios sean inclusivos y atiendan a los más frágiles y pobres”.

Aunque su presencia física fue limitada, su reaparición fue todo menos simbólica. En su brevedad, habló con el cuerpo lo que no pudo decir con palabras. Respirando con ayuda de oxígeno, pero con la voluntad intacta, Francisco recordó al mundo que la fe también se manifiesta en la vulnerabilidad, y que la compasión no debe ser excepción, sino regla.


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