Cumbre del G7 busca reactivar el multilateralismo ante conflictos globales y liderazgo renovado
Kananaskis, Canadá.– En medio de una creciente incertidumbre geopolítica, marcada por la intensificación del conflicto entre Israel e Irán y la persistente guerra en Ucrania, la 51ª Cumbre del G7 inició este lunes con un objetivo renovado: reconstruir la cohesión y el diálogo entre las principales economías occidentales ante un mundo cada vez más fracturado.
La localidad canadiense de Kananaskis, en las Montañas Rocosas, no solo sirve de sede para esta cita internacional de alto nivel, sino como símbolo del esfuerzo por encauzar el multilateralismo, fuertemente erosionado en los últimos años por agendas nacionalistas y disputas diplomáticas. En este contexto, el regreso del presidente estadounidense Donald Trump al escenario internacional ha captado la atención mundial, especialmente por el impacto de su retórica disruptiva y sus recientes intentos de redefinir alianzas tradicionales.
Aunque Trump ha tenido una relación tensa con Canadá —incluso sugiriendo en el pasado su anexión como el estado número 51 de la Unión Americana—, el reciente ascenso de Mark Carney como primer ministro canadiense ha abierto una nueva vía de diálogo. Ambos mandatarios se reunirán en las primeras horas de la cumbre, en un gesto interpretado por analistas como un intento de suavizar posturas y retomar canales de cooperación.
Por su parte, Carney ha perfilado esta edición del G7 como una oportunidad clave para reducir fricciones y buscar consensos, particularmente frente a los dos temas dominantes de la agenda: la escalada bélica entre Israel e Irán y el estancamiento diplomático en torno a la guerra en Ucrania. Según fuentes diplomáticas, Canadá estaría impulsando una declaración conjunta que exhorte a la desescalada inmediata en Medio Oriente, luego de que Israel lanzara una ofensiva sin precedentes contra el programa nuclear iraní.
Cumbre del G7 busca reactivar el multilateralismo ante conflictos globales y liderazgo renovado
En paralelo, las reuniones bilaterales previas a la cumbre han revelado un tono de mayor coordinación entre líderes europeos. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, sostuvo encuentros con el canciller alemán Friedrich Merz y el primer ministro británico Keir Starmer. Con ambos, reafirmó el compromiso de fortalecer la cooperación frente a retos compartidos como la migración irregular, la seguridad energética y la defensa común, en un marco que busca revitalizar la agenda de la Unión Europea frente al nuevo ciclo político en Estados Unidos.
Aunque los grandes conflictos dominan la atención, esta cumbre también representa una oportunidad para medir el pulso de un orden internacional que busca adaptarse a nuevas tensiones sin renunciar a los espacios de diálogo. Entre intereses divergentes y alianzas redefinidas, el G7 se enfrenta al desafío de no perder su relevancia como plataforma de concertación ante las tormentas globales.
