Insuficiente crecimiento
· Se proyecta alza de 0.2% en el PIB
· Inegi revisó a la baja crecimiento anual
· Persiste incertidumbre
· Trabajo femenil: violentado y no reconocido
Desde antes de que finalizara el 2023, diversos indicadores apuntaban a que la economía mexicana estaba entrando en una fase de desaceleración importante, la cual persiste hasta el momento y si bien se observó una ligera mejoría en la actividad económica en el primer semestre de 2025, la debilidad del sector industrial, especialmente en la construcción y las manufacturas, llevaron a una contracción en el tercer trimestre del año.
El PIB se contrajo 0.3% trimestral en el tercer trimestre del año, esto después de haber crecido 0.4% en el 2T25 (revisado a la baja desde 0.6% por INEGI).
La disminución del PIB se explica por la caída trimestral en la producción industrial de 1.5%, que fue compensada parcialmente por los crecimientos de 3.5% en el sector primario y de 0.2% en los servicios. Por su parte, en septiembre el Indicador Global de Actividad Económica (IGAE) cayó 0.6% mensual, tras un crecimiento de 0.4% en agosto, como resultado de contracciones de 4.9% en el sector agropecuario, 0.4% en la producción industrial y de 0.5% en los servicios.
INEGI revisó a la baja el crecimiento anual de enero-septiembre de 2025 a 0.1% desde 0.2%, por menores crecimientos del sector primario y el de servicios que los previamente publicados.
Las perspectivas para los determinantes del crecimiento económico permiten anticipar que éste registrará una recuperación moderada en los próximos trimestres, en un contexto de elevada incertidumbre.
No obstante esta situación algunos analistas muestran cierto optimismo, pues afirman que el panorama para los determinantes del crecimiento económico permite prever una recuperación moderada en los próximos trimestres, aunque el contexto seguirá siendo de elevada incertidumbre.
Especialistas de Banamex proyectan una reducción del subejercicio del gasto público en el cuarto trimestre y una postura fiscal por parte del gobierno mucho menos restrictiva para 2026. Prevén también una estabilización de la actividad petrolera, por lo que este sector dejaría de lastrar el crecimiento.
En este sentido, estiman un crecimiento trimestral del PIB de 0.3% en el cuatro trimestre de 2025. Para todo el 2025, proyectan que el crecimiento de la economía será de apenas 0.2% (menor al anticipado previamente que fue 0.4%) y de 1.5% en 2026.
Mantienen sin cambio la estimación de crecimiento económico de 2026, aunque advierten que persisten factores de riesgo muy relevantes, tanto a la baja como al alza.
Dentro de los riesgos a la baja destacan los asociados a la evolución de la relación comercial con EU, así como un debilitamiento adicional de la actividad petrolera. Entre los riesgos al alza se encuentran un dinamismo mayor que el estimado de la economía estadounidense y una mayor resiliencia del consumo y la inversión privada en México.
El hecho es que con la creciente debilidad económica del país, aumenta la posibilidad de que para este año su tasa de crecimiento sea inferior al pronóstico de los especialistas del sector privado (de entre 0.2 y 0.5%), cifra que será insuficiente para facilitar la creación de los empleos formales que requieren los hogares del país.
Trabajo femenil violentado y no reconocido
Ayer se conmemoró el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y se puso en el centro de la opinión pública las agresiones físicas, sexuales y emocionales que viven millones de mujeres.
En México, 1 de cada 5 mujeres de 15 años y más ha vivido algún tipo de violencia en el ámbito de pareja, ya que de acuerdo con estimaciones basadas en la Encuesta Nacional Sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, que elabora el Inegi.
Detrás de esas cifras hay una forma de violencia menos visible, pero profundamente determinante: la que se ejerce a través del tiempo de cuidados que ellas asumen casi en solitario, sin reconocimiento ni apoyo del Estado, del mercado ni de los propios hogares.
Las mujeres trabajan más horas que los hombres en México, pero gran parte de ese trabajo no se paga, no se ve y casi nunca se reconoce. Según la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo 2024, las mujeres destinan 66.8% de su tiempo total de trabajo a actividades no remuneradas, lo que se traduce en casi una jornada laboral completa adicional a la semana dedicada al hogar y al cuidado, sin salario ni prestaciones.
Al mismo tiempo, 16.2% de las mujeres ha enfrentado directamente violencia económica y patrimonial, de acuerdo del Inegi, una forma de control que se refuerza cuando su tiempo y su trabajo se consideran “obligación” y no un aporte económico central.
Al mirar la economía completa, el dato es contundente: el valor del trabajo no remunerado en labores domésticas y de cuidados en México equivale a 26.3% del Producto Interno Bruto (PIB). Es decir, más de una cuarta parte de la riqueza del país descansa sobre este trabajo invisible, realizado principalmente por mujeres.
En contraste, el costo total de la violencia contra las mujeres en 2022 se estimó en 475 mil 300 millones de pesos, equivalente al 1.8% del PIB, si se consideran tanto los costos directos como la pérdida de productividad.
La economía del cuidado y la violencia de género están profundamente entrelazadas: cuando el tiempo de las mujeres se da por sentado y su autonomía económica se limita, aumenta su vulnerabilidad frente a la violencia
