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Huimanguillo, un gobierno anodino

Huimanguillo, un gobierno anodino

“El que cierra su oído al clamor del pobre, También él clamará, y no será oído” “Proverbios 21:13

Por Alfredo A. Calderón Cámara*

*Entre el lodazal, el hedor y la desesperanza, los vecinos de la colonia Club Liberal en Huimanguillo viven una pesadilla que huele a corrupción y a incompetencia. Las calles Luis Felipe Madrigal y Vicente Guerrero dejaron de ser caminos vecinales para convertirse en canales de aguas negras donde los niños juegan entre el fango y los adultos caminan con resignación, esquivando charcos que parecen cráteres*

 

*El aire está saturado de un tufo ácido, mezcla de drenaje, abandono y mentira oficial. Así se respira el “progreso” en la tierra gobernada por Mariluz Velázquez Jiménez. La presidenta municipal habla de transformación, pero en Club Liberal esa palabra suena a burla. Los colonos no recuerdan la última vez que un funcionario municipal se presentó a ver el desastre*

 

*La única presencia constante es la de los moscos, que han hecho del drenaje su hábitat natural y del cuerpo humano su banquete diario. Las familias duermen con las ventanas cerradas, no por miedo a los ladrones, sino para no morir intoxicadas por el olor del fracaso gubernamental. La historia de esta obra es el retrato perfecto de la descomposición institucional: CEAS dice que los contratistas hicieron mal el trabajo*

 

*Los contratistas aseguran que CEAS no les pagó a tiempo; y mientras tanto, los vecinos están hundidos hasta los tobillos —y a veces hasta las rodillas— en la evidencia líquida de una gestión podrida. Ni supervisión, ni planeación, ni vergüenza. Solo una cadena de omisiones que comienza en el escritorio de Mariluz y termina en el sufrimiento de su pueblo. Y en medio del ping-pong de excusas, los ciudadanos se hunden —literalmente— en el resultado de una gestión incapaz de coordinar ni el bombeo de una calle*

 

*Esta obra, según los expedientes municipales, debía modernizar el sistema de drenaje. Pero lo que trajo fue una calamidad. En lugar de tuberías que conduzcan el agua residual, el líquido brota como fuente maldita por las alcantarillas, cubre el pavimento y penetra los hogares. Los niños tienen infecciones cutáneas, los adultos sufren de problemas respiratorios y los negocios locales han perdido clientela*

 

*¿Quién querría comprar una tortilla o un refresco a la orilla de un río de aguas pestilentes? Los vecinos han hecho lo imposible: oficios, denuncias, llamadas, videos, publicaciones en redes sociales. Pero la autoridad responde con silencio o con la promesa de que “ya se está atendiendo el problema”. Mientras tanto, la podredumbre avanza, la gente enferma y el gasto público se evapora sin explicación*

 

 

*No es la primera vez que ocurre algo así en Huimanguillo, donde las obras suelen tener el mismo destino que las promesas de campaña: hundirse en el lodo. La administración de Mariluz Velázquez ha hecho del maquillaje político su especialidad. Inaugura calles que a la semana están destruidas, presume drenajes que revientan, pavimentos que se desmoronan como galleta húmeda. Su gobierno no construye: improvisa*

 

*Y cuando la podredumbre aflora, lo único que brota es el discurso hueco de la propaganda. Mientras en redes sociales la presidenta sonríe entre listones y placas inaugurales, los ciudadanos del Club Liberal viven la otra cara de su gestión: un infierno cloacal que nadie quiere ver. Si existiera un medidor de ineptitud, Huimanguillo estaría en alerta roja. Y si existiera un código sanitario moral, este gobierno ya estaría clausurado*

 

*Pero el poder en Tabasco parece tener la piel gruesa y el olfato muerto. Desde el palacio municipal, seguramente dirán que “son exageraciones”, que “todo está bajo control”. Lo que no dirán es que la obra lleva meses abandonada, que los recursos se esfumaron y que el hedor es tan real como el engaño. En Huimanguillo, el eslogan oficial podría resumirse en una sola frase: “Obras que apestan, gobiernos que callan”*

 

*Y sí, para la mente acostumbrada a las elegantes oficinas de la alcaldesa de Huimanguillo, la gestión de Mariluz Velázquez tal vez “vaya viento en popa”… pero el viento que sopla sobre el Club Liberal no huele a progreso, menos a bienestar, sino a aguas negras y vergüenza pública. Que al menos en esta comunidad ilustran un gobierno reprobado y tienen a los ojos de la sociedad a Huimanguillo, como un gobierno anodino*

 

*SEPTIMO SELLO*

*Una y otra vez, el fuego que Adán Augusto quiso apagar con saliva se le ha vuelto incendio. La diputada suplente María Elena Pérez Jaén le arrojó 37 denuncias a la FGR como si fueran piedras del desierto: una por cada millón maldito que la Auditoría Superior de la Federación dejó empolvándose bajo el silencio cómplice de David Colmenares*

 

*Son casi 800 millones de pesos que huelen a estiércol administrativo, a contratos inflados, a ese tufo de impunidad que Tabasco ya conoce como perfume oficial. El exgobernador y hoy senador —autoproclamado paladín del orden y la lealtad— dejó el Edén hecho un muladar financiero. Las auditorías no son chismes de café: están ahí, con números, sellos y firmas*

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*SEPTIMA TROMPETA*

*Pero el auditor Colmenares, ese centinela de papel, prefirió hacer lo que mejor sabe: dormir los expedientes “el sueño de los justos”. Un sueño que ya parece coma inducido. María Elena Pérez Jaén no solo los despertó: los resucitó con nombre y monto. Lo dijo sin maquillaje: “El auditor superior protege al senador Adán Augusto López Hernández”. Y no lo dice cualquiera: es especialista en transparencia, una de las pocas que todavía pronuncia esa palabra sin que le dé risa*

 

*Entre los señalamientos, brilla uno con luz roja: el de Seguridad Pública. Más de cinco millones de pesos en observaciones cuando el general Hernán Bermúdez Requena era secretario. Sí, el mismo Bermúdez que convirtió la policía tabasqueña en una ruina con uniforme. El exgobernador, fiel a su estilo de santón del pantano, había desafiado a sus críticos a que lo denunciaran*

 

*Pues ahí tiene: treinta y siete veces denunciado, como si le hubieran enviado un rosario de expedientes. Pérez Jaén cumplió su palabra y puso sobre la mesa lo que Colmenares escondió debajo del mantel y de paso puso de nueva cuenta los reflectores sobre López Hernández en la silla de los acusados. De dónde ya lleva tres meses de disentería parlamentaria*

 

*SEPTIMA COPA*

*En su defensa López Hernández se burla y arenga: “pueden demandarme 20 veces si quieren”. El cinismo en el mensaje es simple y brutal: el que jugó a ser patriarca de la honestidad pública ahora enfrenta el juicio de sus propios actos. Y si la FGR, esa esfinge burocrática, decide seguir cruzada de brazos, será cómplice de la podredumbre que supura desde el sexenio pasado. Tabasco, ese laboratorio de caudillos reciclados, vuelve a ser escenario del mismo teatro: el del gobernante que predica transparencia con una mano mientras la otra cuenta fajos en la sombra*

 

*Las denuncias de Pérez Jaén no son solo un acto jurídico, son un exorcismo político. Porque en cada peso perdido hay un rostro tabasqueño que sigue esperando drenaje, seguridad o medicinas. Y mientras el exgobernador juega al mártir en el Senado, allá abajo —en el Edén de lodo— los números siguen gritando. Y esta vez, 37 voces se oyen más que su silencio*


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