Hermano, debo matarte
 
						 
			Por: Erwin Macario.
Gabriel García Márquez en “Cien años de Soledad” cuando el coronel Aureliano Buendía dice a su compadre, el general José Raquel Moncada “no te fusilo yo, te fusila la revolución”, sienta un precedente aplicable en muchas latitudes.
En esta autollamada cuarta revolución en nuestro país, la heredera de Andrés Manuel López Obrador bien puede decir que a Adán Augusto López Hernández no lo fusila Claudia Sheinbaum, sino la Cuarta Transformación.
Y así es. El “hermano” de AMLO y toda su pandilla del huachicol, el clan, y la maña encabezada por Hernán Bermudez y todos los negocios que han surgido de la corrupción, son ya una carga muy pesada no sólo para la presidente sino para el proyecto de López Obrador.
Podría decirse, toda proporción guardada, como en 1994 cuando aquella mafia ejecutó a Luis Donaldo Colosio: “hermano, debo matarte” , como publicó Francisco Martín Moreno antes del magnicidio.
La lealtad hacia la 4T fortalecería la decisión del caput contra el líder del Senado sostenido con alfileres.
Estoy leyendo “Entre la fe, la pasión y el poder”, novela de Cirilo Quintana Alvarado, que ilustra muy bien eso de la lealtad que presumen como requisito sine qua non en las filas obradoristas.
Dice mi hermano de San Luis Potosí, la tierra del cacique Gonzalo N. Santos —que mucho podría enseñar en estos tiempos—: “Lo único que debiera valer para ser considerado leal a la causa era que no preguntaras, que te callaras y que obedecieras siempre”. Una lealtad así hay en Morena. Desde arriba, en la cúpula, hasta los de abajo –hay mojo Mariano Azuela–, donde lo que hace el partido –y su líder moral–, no se cuestiona. La lealtad del silencio.
Esa fuerza popular es aval para que Adán Augusto “escriba para su ranchería”, como decimos en Tabasco.
Si no le tiembla la mano a Claudia Sheinbaum, los mexicanos llegaremos este próximo 20 de noviembre, con un gobierno fortalecido. Si no es así, estaremos ante la debacle del proyecto de AML0.
Adán Augusto podría escuchar, desde Palenque, “tengo que matarte hermano”; y, desde Palacio Nacional, “no te elimina Claudia Sheinbaum, te mata la cuarta transformación”.
 
		