Gracias 2025
2025: fuiste un año espectacular y quiero agradecerte por todo lo que brindaste a nuestras vidas.
Gracias por la transformación interior, por esos movimientos que nos hicieron más lúcidos, tiernos y firmes. Reconozco este tiempo en el que la fe, ese sol que nunca se apaga, sostuvo nuestro camino. Agradezco la reconciliación con nuestras sombras, ritmos y silencios.
Gracias por la memoria y la presencia ancestral, por la voz de nuestros padres que emerge en los sueños, en los paisajes de pinceladas perfectas y en la música que se levanta entre las hojas. Gracias por la bendita sabiduría que murmuran nuestros ancestros, como un “eres suficiente” cuando tememos y somos vulnerables.
Agradezco los gestos mínimos que se vuelven brújula: palabras, aromas, recuerdos. Y gracia también la continuidad entre lo que fuimos, lo que somos y lo que estamos por convertirnos. Tu tiempo fue perfecto para acercarnos, cada vez más, a las personas que queremos ser.
Guardamos una enorme gratitud por la creación que nos permitiste: el avance de proyectos como acto de amor y resistencia, obras en las que colocamos la ética como brújula y cada palabra como eje de construcción de realidades.
Gracias por las ideas que nos sostuvieron en medio de la volatilidad y la incertidumbre., pero también por los vínculos: por la familia, los amigos y también las presencias silenciosas que marcaron significados distintos.
Agradezco las alianzas profesionales que nos ofreciste y la comunidad que se formó alrededor de nuestras palabras y propuestas. Gracias por lo cotidiano que se volvió ritual: los alimentos que nos conectaron con nuestro linaje, los espacios donde la bondad se volvió método y los días en que la nostalgia se transformó en acompañamiento.
Gracias por el mundo que nos desafió, por los retos profesionales que nos obligaron a expandirnos sin perder nuestra esencia. Gracias por los contextos políticos, culturales y generacionales que nos dieron material para pensar, escribir y acompañar. Y gracias por las paradojas de la época, que se volvieron materia prima para nuestra lucidez.
Gracias también por lo inesperado: los regalos que no pedimos —encuentros, aprendizajes, señales—, las pausas que nos enseñaron a escuchar y las sorpresas que abrieron caminos nuevos.
Gracias por nuestra dignidad y libertad.
Y gracias, 2025, por los proyectos que empiezan a tomar forma, por las nuevas preguntas que nos acompañarán en 2026 y por la certeza de que caminamos con propósito, memoria y luz.
