Elecciones papales que fueron un escándalo total (y casi nadie recuerda)


La Chispa les cuenta que aunque la imagen del humo blanco sobre la Capilla Sixtina evoca unidad y tradición, lo cierto es que las elecciones papales han estado marcadas por intrigas dignas de un thriller. Mañana, 7 de mayo, los cardenales volverán a encerrarse para nombrar al sucesor del papa Francisco. Aprovechamos la ocasión para revisar los cónclaves más polémicos de la historia, episodios en los que la política, los sobornos y los conflictos internacionales influyeron tanto como la fe.
¿Qué hace que un cónclave sea polémico?
A lo largo de la historia, las votaciones para elegir al papa han sido escenario de intensas disputas políticas y alianzas estratégicas. Desde nombramientos exprés hasta elecciones que duraron años, los cónclaves más polémicos de la historia muestran cómo el poder terrenal a menudo pesó más que la espiritualidad.
El cónclave más extenso de todos los tiempos
Tras la muerte de Clemente IV en 1268, los cardenales se trasladaron al palacio papal de Viterbo. Allí, las disputas entre los bandos francés e italiano bloquearon cualquier acuerdo durante casi tres años. Exasperados, las autoridades locales encerraron a los cardenales, racionaron sus alimentos y hasta desmontaron el techo del edificio para acelerar la decisión. Finalmente, en septiembre de 1271, Teobaldo Visconti fue elegido como Gregorio X.
Un ermitaño inesperado y la única abdicación voluntaria
Cuando Nicolás IV murió en 1292, la sede vacante se extendió más de dos años. Al no lograr consenso, los cardenales eligieron por unanimidad a Pietro Angeleri di Murrone, un ermitaño de vida austera. Coronado como Celestino V, renunció apenas cinco meses después, incapaz de soportar las intrigas del Vaticano. Su sucesor, Bonifacio VIII, lo encarceló hasta su muerte.
Disturbios, incendio y dos años sin pontífice
En 1314, la muerte de Clemente V desencadenó un cónclave plagado de violencia. Los cardenales, divididos entre franceses e italianos, trasladaron las sesiones a Lyon, pero tras un incendio provocado por disturbios, el proceso quedó suspendido casi dos años. Solo en 1316 se eligió finalmente a Juan XXII.
El Gran Cisma: una Iglesia dividida
Uno de los cónclaves más polémicos de la historia fue el de 1378. Tras presiones populares, los cardenales eligieron al italiano Urbano VI. Poco después, denunciaron su elección alegando coacción y nombraron a un antipapa, Clemente VII. Este cisma dividió a Europa durante casi cuatro décadas, con papas rivales en Roma y Aviñón.
El cónclave de los sobornos: Rodrigo Borgia
El cónclave de 1492, tras la muerte de Inocencio VIII, es célebre por las maniobras de Rodrigo Borgia. Repartió cuantiosos sobornos entre los cardenales para asegurarse su elección como Alejandro VI. Su papado consolidó el poder de su familia y avivó las críticas contra la corrupción eclesiástica.
Reinos enfrentados durante cuatro meses
La muerte de Paulo IV en 1559 desencadenó una lucha diplomática entre España y Francia, ambas potencias con fuertes intereses en Roma. Tras cuatro meses de negociaciones y presiones cruzadas, se eligió a Giovanni Angelo Medici como Pío IV, una figura neutral que logró apaciguar los ánimos.
Un cónclave exiliado bajo la amenaza de Napoleón
En 1799, con Roma ocupada por las tropas francesas, el cónclave se trasladó a Venecia bajo protección austriaca. Pese a las tensiones, la elección de Pío VII se concretó tras más de tres meses. Posteriormente, Napoleón lo arrestó y lo forzó a legitimar su imperio.
El fin de los vetos reales en los cónclaves más polémicos de la historia
En 1903, el emperador Francisco José de Austria intentó vetar al cardenal Mariano Rampolla. Aunque logró bloquear su elección, el Colegio Cardenalicio reaccionó prohibiendo cualquier futura injerencia de poderes seculares en los cónclaves. Así, se cerraba un capítulo de siglos de influencia política directa en la elección papal.
Poder y fe entrelazados
Desde encierros prolongados hasta sobornos descarados, los cónclaves más polémicos de la historia demuestran que la política y la religión han estado inevitablemente unidas en momentos clave de la Iglesia Católica. Comprender estos episodios es esencial para interpretar el peso de las decisiones que se toman tras las puertas cerradas de la Capilla Sixtina.