Now Reading
El estandarte de Melchor: las ruinas del alma universitaria

El estandarte de Melchor: las ruinas del alma universitaria

*“Y Babilonia se convertirá en escombros, en guarida de chacales, en objeto de horror y de burla, sin habitantes”* “Jeremías 51:37″*

Por Alfredo A. Calderón Cámara*

*Entre las paredes fatigadas de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco resuena un eco antiguo: el de un sindicalismo que se pudre en su propio poder: Melchor Hernández, el eterno dirigente del SPIUJAT, no celebra un aniversario: conmemora un saqueo. Brinda en lo oscuro con los mismos caciques que han convertido la representación gremial en una caja de intereses personales, un feudo de privilegios y simulación*

*El homenaje a Azcuaga no fue casual; fue simbólico. Fue el espejo de la herencia que Melchor pretende perpetuar: la de un sindicato arrodillado ante la rectoría, obediente a la conveniencia, mudo ante el sufrimiento de su base. Porque lo que Melchor busca —otro periodo, tres años más de dominio, nueve en total— no es liderazgo: es resistencia al juicio*

*El juicio de una base cansada de la opacidad, del entreguismo, de los informes maquillados que huelen a mentira y a papel viejo. La “rendición de cuentas” programada para el 28 de octubre será, más que un informe, un ritual de autodefensa. Un intento desesperado por justificar lo injustificable: los magros resultados, la descomposición del servicio médico universitario, la indiferencia ante los reclamos laborales*

*Y lo que esta a la vista de todos: la total desconexión con los profesores e investigadores que un día creyeron en el proyecto sindical. El SPIUJAT, otrora baluarte de dignidad académica, se ha convertido en una alfombra servil. En lugar de ser escudo, es mordaza. En lugar de exigir justicia, reparte favores. En lugar de abrir el diálogo, lo ha clausurado detrás de las puertas de los despachos y de los secretarios que filtran los mensajes de la base como si se tratara de súplicas indignas*

*Los docentes han visto cómo el servicio médico —orgullo de antaño— se marchita entre carencias, negligencias y burocracia. Cada cita médica es una odisea. Cada receta negada, una bofetada al derecho. Y mientras tanto, en la esfera de poder el sindicato celebra. Celebra con torneos desiertos y conferencias raquíticas sus “45 años de historia”. Cada edición del aniversario ha sido más pobre, más vacía, más lejana del espíritu colectivo que un día encendió la organización*

*Las divisiones académicas observan, cansadas, cómo los programas culturales se extinguen, cómo los espacios de participación se clausuran y cómo el liderazgo se reduce a un pequeño grupo que se reparte los beneficios del poder como si fuera una herencia privada. En las aulas y en los pasillos, sin embargo, algo se mueve. La inconformidad ya no se oculta*

*Los profesores han empezado a hablar, a organizarse, a escribir, a exigir. Quieren un cambio real. Quieren transparencia en el uso de las cuotas. Quieren salarios dignos. Quieren representación, no sumisión. Y lo que se avecina no es una elección sindical: es una rendición moral. Melchor Hernández será juzgado no por sus palabras, sino por el silencio al que sometió a sus representados*

*Porque un sindicato sin dignidad es una traición a la base, es lamer el charol del calzado de las autoridades universitarias. Y un dirigente que olvida a su base deja de ser líder para convertirse en tirano. El 2026 será el año de la revancha del magisterio universitario. La factura está escrita, y cada docente la firmará en las urnas. La UJAT necesita aire nuevo, líderes que no teman al diálogo, ni al disenso, ni a la verdad*

*La comunidad académica sabe que no hay universidad libre sin sindicato libre. El reloj del SPIUJAT marca los últimos minutos del viejo orden. Que Melchor celebre mientras pueda. Porque cuando el polvo se asiente y las urnas hablen, no habrá homenaje, ni aplauso, ni torneo que oculte el veredicto de la historia: el del ocaso de un cacicazgo que creyó que podía eternizarse; a unos días de la elección toda la comunidad observa el estandarte de Melchor: las ruinas del alma universitaria*

*SEPTIMO SELLO*

*El viejo truco del poder consiste en disfrazar el saqueo con aplausos. Melchor Hernández lo sabe bien. Esta vez lo intenta con pastel, camisetas y un torneo deportivo que más bien pareció una reunión de fantasmas sindicales. De los 2 mil 500 agremiados del SPIUJAT, apenas unos cuántos aparecieron, los mismos de siempre, los incondicionales que aplauden, aunque la orquesta se hunda con el Titanic*

See Also
Criminal tormenta de mentiras

*El espectáculo deportivo con que intentó maquillar la decadencia fue un fracaso de proporciones pedagógicas. De los más de 2,500 agremiados, apenas unos cuantos fieles asistieron. Una celebración hueca, sin alma, donde los vítores se ahogaban entre el eco de los pasillos vacíos. Es difícil animar a un gremio cuando se le ha despojado del espíritu y se le ha robado la esperanza*

*SEPTIMA TROMPETA*

*El aniversario del sindicato, que debería ser una fiesta de la unidad académica, terminó siendo un funeral de credibilidad. Melchor celebra mientras el barco se hunde, homenajeando cacicazgos rancios como el de Azcuaga, símbolo del sindicalismo más oscuro. Con la otra mano presiona a los directores de división para que obliguen a los profesores a votar por él. No por convicción, sino por miedo o costumbre*

*Busca reelegirse tres años más. Nueve en total. Nueve años de promesas incumplidas, de cuotas sin destino claro, de silencio ante la precariedad del profesorado. La base trabajadora ya no traga el cuento. Quiere cambio. Quiere salarios dignos, servicios médicos decentes, transparencia en el uso de las cuotas. Está cansada del entreguismo, de ser usada como escalón en la escalera del poder universitario. El SPIUJAT, que nació como escudo de los docentes, hoy parece su verdugo*

*SEPTIMA COPA*

*Cada queja ignorada es un voto menos. Cada profesor humillado por la burocracia es un recordatorio de lo que el SPIUJAT dejó de ser. Por eso, la elección que se avecina no será solo un trámite sindical: será un juicio. Melchor Hernández será evaluado, no con discursos ni informes, sino con el voto silencioso de quienes ya no creen en él. La mayoría de los profesores aguarda el día para cobrarle las facturas de nueve años de abandono*

*El SPIUJAT necesita volver a ser tribuna, no botín. Necesita diálogo, no imposición. Necesita liderazgo, no clientelas. Melchor puede seguir soñando con su tercer periodo, pero los vientos que soplan entre las divisiones universitarias anuncian otra cosa: el fin de un cacicazgo y el despertar de una comunidad cansada de callar. Porque incluso en los templos del saber, el juicio llega. Y en la UJAT, el Armagedón ya empezó*


© 2024 Grupo Transmedia La Chispa. Todos los derechos reservados

Scroll To Top