Diálogo entre México y el Vaticano refuerza agenda de paz y desarme, destaca Sheinbaum
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, confirmó que sostuvo durante el fin de semana una conversación telefónica con el Papa León XIV, en un gesto que refuerza los canales de diálogo entre el gobierno mexicano y el Vaticano en torno a la construcción de la paz y la cohesión social en el país.
La llamada, explicó la mandataria, fue solicitada por el gobierno de México y aceptada por el pontífice, hecho que calificó como una muestra de apertura y disposición para mantener una relación de cooperación institucional. Durante el intercambio, Sheinbaum agradeció el interés del Papa por la situación de México y por los esfuerzos orientados a reducir la violencia en distintas regiones.
Aunque aún no existe una fecha definida para una eventual visita papal, la presidenta subrayó que León XIV ha manifestado un interés genuino por viajar a México en el futuro, así como por fortalecer iniciativas conjuntas con la Iglesia católica, entre ellas el programa “Sí al desarme, Sí a la paz”, una estrategia que busca disminuir la circulación de armas y fomentar la convivencia comunitaria.
Sheinbaum detalló que la conversación fue “muy cálida” y que el pontífice envió un mensaje de cercanía y saludo al pueblo mexicano. Indicó que aprovechó el diálogo para exponer la relevancia del programa de desarme voluntario, al considerarlo una herramienta clave para atender las causas de la violencia desde una perspectiva social y preventiva.
Si bien no se abordó un tema específico de la agenda bilateral, la presidenta señaló que hubo coincidencias claras sobre la necesidad de que todos los sectores —gobiernos, organizaciones civiles, comunidades y líderes religiosos— participen de manera activa en los procesos de pacificación del país. En ese sentido, destacó la disposición de la Iglesia católica para colaborar en acciones orientadas a la reconciliación y al fortalecimiento del tejido social.
Este acercamiento, consideró Sheinbaum, confirma que la construcción de la paz requiere no solo de políticas públicas, sino también del acompañamiento moral y social de instituciones con amplia presencia comunitaria, como la Iglesia, particularmente en regiones que enfrentan mayores desafíos en materia de seguridad y violencia.
