Xóchitl la golpeadora
Quien se fuera a denunciar la falta de libertad de expresión a Estados Unidos, la mujer que asegura que en las conferencias matutinas del presidente se agrede a los comunicadores, utilizó guaruras para golpear a los representantes de los medios que ella y su Timbiriche de bolsillo, Max Cortázar, consideraron que no les eran favorables.
A través de las redes sociales se dio s conocer que a periodistas no clasificados previamente como proclives a la candidata opositora no se les permitió entrar. En la protesta verbal de los comunicadores, los guardianes de Xóchitl emprendieron a golpes, patadas y empujones, resultando herido y tumbado en el suelo un redactor de la tercera edad Oscar Farías, con más de 53 años en el ejercicio del periodismo en Matamoros, Tamaulipas.
La candidata del limbo partidista mantiene una imagen de periodistas siempre de acuerdo con su candidatura, se desconoce que previamente hay una “depuración” que sirve como purga que evita las preguntas incómodas y cuestionamientos que nunca sabrá contestar.
La fachada de la campaña es una, la que se envía a los medios convencionales y la realidad, es muy diferente.
Lo cierto es que el PAN como todo grupo conservador, es represivo. Un autoritarismo que identificó nuestros gobiernos por 100 años.
De doble moral de discurso ambiguo, de hipocresía la conducta de los panistas pasó a la esquizofrenia, porque terminan creyendo sus mentiras. Es decir, gente sicópata que se disfraza de políticos, mostrando que, para servir, no sirven.
En esa fachada que no puede disimular por más tiempo, están las denuncias que ha levantado la candidata frente a los reflectores de los medios, cada denuncia era acompañada por los medios, pero nunca se ha sabido que las ratifique. Lo mismo sucede con otras de sus correligionarias como Kenia López, Lilly Téllez, y el propio jefe de campaña Santiago Creel.
Primero anuncian ante los medios que van a denunciar, en la presentación de la denuncia van acompañados de periodistas y una vez que ambas declaraciones se dan a conocer la denuncia se muere en las oficinas de la Fiscalía, restando tiempo y recursos humanos y económicos a asuntos que sí son importantes.
La campaña de Xóchitl es completamente mediática, se realizó sólo en lugares cerrados, como lo hace Pepe Yunes en Veracruz, donde pueden seleccionar a su público, y detecta a los incómodos, donde no se ensucia los zapatos. Xóchitl ni siquiera recorrió la cuarta parte del territorio nacional. Sólo fue a las capitales de los estados y nunca visitó el México profundo.
Por otra parte, la judicialización de la elección fue también únicamente mediática porque nunca dio seguimiento a ninguna de las denuncias que inició, eran los únicos insumos de sus discursos y debates para decir que el Presidente ha sido de los más denunciados. De la denuncia a la comprobación del delito hay una gran distancia.
Puede afirmarse que la campaña de Xóchitl Gálvez ha sido un montaje donde los medios ocupan un lugar más destacado que el de la propia candidata y esto lo advierte la población que la ve como una caricatura de sí misma, sin propuestas, como un espectáculo circense donde habla de las capitales de los cinco continentes, de la sed de hambre, de la sordera visual, de los minerales de las minas que comemos y tomamos y un sinfín de muestra de ignorancia supina que no puede más dar lástima.
Sin embargo, el autoritarismo de Xóchitl sigue prácticas que caracterizaron el pasado como la de pedir el despido de periodistas críticos, esta vez ya no le gustó a la candidata de la oposición la manera en que la entrevistó Denisse Maerker. La empresa donde trabajaba, desde hacía 23 años, ha mostrado su disciplina al PRIAN en general y principalmente con la candidata de tal manera que se hace evidente una manera de ejercer la política del pasado, que tanto daño ha hecho al país.