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Uniformar criterios

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Uniformar criterios
Triques
Por José García Sánchez

Lo único que faltaba en la información del país es el hecho de que los locutores de noticias ascendidos por méritos de sumisión y vejación a comentaristas de política, consideren que las noticias que no son difundidas por sus medios son “chismes”.

Desde luego la defensa a ultranza de ciertos políticos tiene cara de moneda en la televisión, pero eso no implica el hecho de que descalifique otros medios y se consideren dueños absolutos de la verdad no sólo es un agravio a la diversidad de la información sino a la unilateralidad de fuentes informativas.

Si el poder lo tuvieran en este momento las televisoras sería un régimen no sólo autoritario y totalitarios sino una disciplina esclavista. Pero son los primeros en levantar la voz para protestar por la defensa delos derechos humanos en Corea del Norte, Cuba o Nicaragua, aunque no les conste la veracidad de dicho agravio a la dignidad humana.

Con una planilla de empleadas que aparecen en catálogos de prostitución para empresarios y políticos y débiles mentales, muchos de ellos adictos a las drogas, para cada trasmisión de noticias las televisoras de México tendrían varios delitos por lo que debía ser castigados penalmente, incluyendo el narcotráfico.

Hace exactamente 11 años, el 18 de septiembre de 2012, seis camionetas con logos de televisa fueron incautadas en Nicaragua, y 18 mexicanos fueron detenidos con 9 millones de dólares y rastros de cocaína en todos los vehículos.

Un comunicador que impone mordaza y descalifica la diversidad de voces es simplemente un inquisidor sin más capacidad que la de castrar criterios, es decir, adoctrinar a los espectadores en el peor insulto y menosprecio a quienes lo ven y escuchan.

En este caso resulta por demás arcaico el caso de Leo Zuckerman, quien inició su carrera ante las cámaras como un verdadero ignorante de la política del país. Preguntaba hasta los nombres de los gobernadores a finales de 2012.

La improvisación de los elementos de Televisa es evidente, pero eso no justifica la denostación a ningún otro medio, de ninguna otra expresión. La derrota contra la televisión comercial y sus noticieros crece todos los días, son desplazados por el internet y las redes sociales que han democratizado la información, y terminando con la imposición de la mentira, desenmascarando la tergiversación constante de esa televisora, que, junto con TV Azteca, hacen de la realidad de México y el mundo, un espectáculo con sus propios héroes y villanos.

Hay evidencias de cómo los jefes de noticieros son verdaderos censores de la información, su participación es sólo para conformar un frente común con los empresarios y el Poder Judicial, para realizar un golpe de Estado, como se ha hecho en otros países con la importante aportación de los medios tradicionales, principalmente las televisoras, enemigas de la democracia.

Sin duda en un golpe de Estado a través de la ilegalidad, con la ayuda de los empresarios, saldría a defender y cobijar a los golpistas. De eso no cabe duda. A Televisa se le debe en gran medida el retraso educativo, la implementación de la automedicación, la discriminación, la marginación, la homofobia, las adicciones, etc. a pesar de esto se sienten con el derecho suficiente como para descalificar los medios que sí hacen periodismo, que tienen apego a la verdad, rigor periodístico, profesionalismo y que están del lado de la historia.

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El daño que ha hecho Televisa al sentimiento patrio, al nacionalismo, a la verdad, a la dignidad de los mexicanos es irreparable como para que alguno de sus empleados intente desacreditar una voz que los rebasa porque contiene lo que ellos nunca han sabido transmitir que es la verdad.

El esquema de la barra de Televisa, no menos la de TV Azteca, fue diseñada para los “jodidos”, según palabras de Emilio Azcárraga Milmo, considerado por la porquería de sus trabajadores como un héroe. Tomará muchos años para que los mexicanos tomemos conciencia de dónde empieza la manipulación de la que fuimos objeto a causa de una televisión como la proyectada por esa empresa, subsidiada no sólo por Estados Unidos sino conducida por organismos como la CIA, el Departamento de Estado y el FBI.

Leo Zuckerman como el resto de los empleados de esa empresa deberían estar en la cárcel por mentir y manipular a los mexicanos todos los días, por tergiversar la verdad, por agredir a los mexicanos, menospreciar su inteligencia y mancillar su memoria; sin embargo se consideran superiores hasta para decir lo que es su “verdad” o es sólo un “chisme”, sobre todo cuando se trata de defender a la señora X, cuyos patrocinadores comparte con la empresa nacional y extranjera.

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