Una sucesión que desencanta. Amlo opaca totalmente a los candidatos
José Luis Camacho Acevedo.
Ya con dos precandidatas destapadas, Claudia y Xóchitl, y un tapado que trae Dante delgado en Movimiento Ciudadano, que puede ser él mismo o Marcelo Ebrard, la disputa por la presidencia de la república que se juega actualmente, cada vez interesa menos al electorado mexicano.
Los electores ven cada vez a Xóchitl como una vaquetona voluntarista política que carece de propuesta y, LO MÁS DECONCERTANTE, ES QUE NO TIENE EQUIPO.
Sheinbaum camina cargando la pesada figura de López Obrador quien sigue siendo el dueño del trámite sucesorio
El país vive una grave crisis en materia de seguridad, de promesas presidenciales no cumplidas, de salud pública, de pobreza extrema, de tráfico de drogas y de un peligroso síndrome de autoritarismo.
Y pronunciamientos de las candidatas presidenciales, o de los independientes como Verástegui o Ulises Ruíz, no se ven en sus proclamas como asuntos que verdaderamente les preocupe.
A la sociedad ya le interesan más temas como la exhibición de armamento que hacen las agrupaciones del crimen organizado o el incremento de los secuestros y homicidios dolosos que incrementan su estadística diariamente.
En elecciones presidenciales como las de 1988 en la el ingeniero Cárdenas le ganó a Salinas de Gortari o la del 2006 cuando López Obrador perdió ante un desvergonzado Felipe Calderón, que sin la ayuda de Vicente Fox y de Luis Carlos Ugalde jamás hubiera logrado el increíble 0.4% con el que “triunfó, haiga sido como haiga sido”, fueron comicios en los que la sociedad estaba metida en ellos.
Hoy la narrativa de las candidatas o de los presuntos candidatos, independientes o de Movimiento Ciudadano, son discursos dependientes de la agenda marcada desde Palacio Nacional, superficiales y carentes de una capacidad de entusiasmar a los potenciales electores.
De seguir manteniendo esos discursos y realizando eventos de una pobrísima parafernalia, estaremos ante unas elecciones presidenciales en el 2024 con uno de los mayores abstencionismos de la historia.
¡Síganle!
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