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Titina y la Zacatecana

Titina y la Zacatecana

Titina y la Zacatecana

Los medios que se convirtieron en partidos políticos de derecha, se autodenominan críticos. Como si la mentira construyera una realidad que pudiera cuestionar el trabajo del actual gobierno y adelantan críticas para el próximo que todavía no empieza.

La insistencia por llamarse críticos cuando en realidad crean montajes y fake news, mentiras y análisis sin sustento, llama la atención por pertenecer a una parte de la comunicación a la que nunca han pertenecido.

Así oscilan como péndulo entre a lisonja y el insulto sin investigar ni aportar pruebas en sus dichos.
Ni saben no pueden no conocen el periodismo en general y menos el crítico o el de investigación.

Anteriormente las investigaciones eran datos filtrados por funcionarios públicos para apoyar o desacreditar a sus colegas y ayudarlos en el ascenso a su carrera o bien para borrarlos del mapa y hasta encarcelarlos. Para eso servían los columnistas.

Así, con esa larga experiencia personajes que no por ser innombrables carecen de nombre y apellido, irrumpen en los medios para mostrar su miseria intelectual. Son tiempo de definiciones, tomando a ésta como parte de la madurez que otorga la conciencia a cualquier mayor de edad; sin embargo, personajes como Carlos Alazraki, hijo de un gran cineasta y padre de un pésimo cineasta, dedicó varios programas para insultar a Claudia Shienbaum, tomando partido por la derecha de manera prácticamente natural y con la consigna que se volvió consejo de poder destruir a Morena con “mentiras, mentiras y más mentiras”.
Conseja populachera pero no clase de periodismo.

No desaprovechó espacio para pronunciar improperios contra la presidenta electa que iban desde cerebro de mosca hasta traidora. Por si fuera poco, afirmaba que la odiaba y que se fuera muy lejos. Cosas del pasado. Ahora, luego de la victoria aplastante sobre su candidata favorita. Invita al programa, único del canal que dirige, produce y encabeza, un martes o un jueves. Le hacen coro nada menos que aquella oradora la marcha roda en el zócalo, llamada Beatriz Pagés, quien recibía al año, más de 52 millones de pesos del gobierno. De ahí su odio a la 4T.

También acompaña a Alazraki en esa aventura de remedo periodístico y hace cordial invitación Javier Lozano, quien promete respeto a Claudia Sheinbaum en su posible visita a un canal de Televisión, que nadie ve.

Los acompañantes consuetudinarios a este programa no son menos decadentes como Laura Zapata, Ricardo Alemán, Tere Vale, Lourdes Mendoza, Martín Mendoza, bueno hasta Marko Cortés quien protagonizó una escena boxística de sombra con Javier Alarcón. Los invitados al llegar a ese desayuno se convierten en analistas luego de probar el primer bocado, cuando en realidad sólo expresan adjetivos y repiten montajes como si fueran reales, mentiras como si fueran verdades.

Sin excepción Alazraki, llama a la presidenta electa “Titina”, da sus razone pueriles y mantiene su congruencia de amargura hasta que chocó con la realidad, intuyó que ante las muestras de simpatías hacia el nuevo gobierno podría quedarse sin auditorio y fue cuando hizo la invitación a desayunar a la Presidenta electa.

Muestra, sin duda alguna, de cinismo y prepotencia política considerar que por tratarse de ser ellos, los aislados disidentes del espacio extraviado, merecen un lugar en la agenda de Claudia Sheinbaum, porque de paso se comparan con un periódico, a cuyas instalaciones asistió la presidenta electa, porque es amiga de la directora desde hace muchos años. Lo que hagan estos dais no son actos oficiales ni señales de compromiso o futuros convenios. Sus actividades pertenecen más a la vida privada que a la solemnidad de un acto oficial.

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Por otra parte, es una actitud similar por su cobardía y falta de profesionalismo de algunos, no pocos columnistas de los diarios del estado de Veracruz, principalmente de Xalapa, toda la campaña, incluso antes de su inicio, al referirse a la candidata de Morena la gubernatura simplemente como La Zacatecana. El candidato de la derecha así la denominaba en lugar de decir su nombre, como una manera inútil de ganarle votos.

Un canal de noticias de la CDMX, envió a un reportero a entrevistar a Pepe Yunes y desde la primera pregunta, la entrevista fue tendenciosa a todas: “¿Usted sí es veracruzano verdad?”.

Ahora, los columnistas le llaman la señora gobernadora, y se olvidan de decir que es la primera mujer que gobierna el estado, ya no la cuestionan pero tienen en sus manos la pasarela de los miembros de su gabinete, destilando frustración y resentimiento por no ser ellos quienes están en esos lugares.

Las definiciones nos dan personalidad, no ubican en este mundo y hacen que los demás nos otorguen personalidad. Sin definición la inconsistencia se diluye hasta convertirse en humo.


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