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Seis millones de Perrhijos y Gathijos sin RUAC

Seis millones de Perrhijos y Gathijos sin RUAC

Seis millones de Perrhijos y Gathijos sin RUAC

Se estima que en la Ciudad de México el 65 por ciento de su población cuenta con una mascota, algo así como seis millones de canes y felinos integrados a una familia.

 

Del total de mascotas, sólo 210 mil 171 tienen “acta de nacimiento” al formar parte del Registro Único de Animales de Compañía (RUAC), en la Agencia de Atención Animal del gobierno capitalino, (AGATAN CDMX).

 

Parecería irrelevante que los amantes de perrhijos y gathijos humanicen a sus mascotas con nombres de personas, los protejan con prendas, se creen estancias temporales, estéticas y veterinarias con alta tecnología para bridarles atención.

 

Es notable que los términos para denominar a los animales de compañía evolucionaron, de ser amuletos de la buena suerte, a seres sintientes y sus dueños ahora se les reconozca como tutores y no como dueños; además hoy, son integrantes de una familia.

 

Para los aficionados a los anglicismos y en este caso a los galicismos, el término mascota proviene de mascotte, que en francés y significa amuleto, pues ya perdieron esa magia.

 

Sin embargo, se sabe de la presencia planetaria de los seres sintientes desde hace unos 20 mil o 30 mil años cuando se valían por sí mismos para hacer frente a los retos ambientales, sociales y al propio ser humano, soportarlo y convivir con él.

 

Sería interesante saber quién domesticó a quien. En qué momento se creó la costumbre de ser compañía uno del otro: ambos, en su origen silvestre y salvaje.

 

Las mascotas, seres sintientes, animales de compañía, “familiares”, van perdiendo la batalla con la transformación de sus rasgos animales de caninos y felinos.

 

Hoy, duermen en cunas, comen croquetas y están obligados al desalojo de eses y orines en determinado lugar y a recrearse cuando su amo tiene tiempo para “sacarlos a pasear” encadenados o con bozal, en casos específicos.

 

Los tutores deciden cuándo y con quién deben aparearse y multiplicar la pedigrí y luego regalar o vender al mejor postor a las crías: ¿quién domesticó a quién?

 

Los excedentes de la maternidad son exhibidos en vitrinas, en jardines para alegrar el ojo del nuevo tutor que los adquirirá a través de un valor especulativo dependiendo las gracias, pureza de raza y estado de salud.

 

Hasta donde se sabe, los pleitos caninos hasta despellejarse están prohibidos, desconozco si las carreras de galgos aún están permitidas para el deleite de sus tutores.

 

Los defensores de los derechos de los animales promueven fortalecer la personalidad jurídica de los seres sintientes y hasta presentan una iniciativa de ley para crear una Fiscalía Especial que los defienda penalmente.

 

La propuesta de ley busca que se reciban denuncias, se investiguen y sancione a quienes resulten responsables de dañar, lastimar o quitar la vida a un ser sintiente, cánido o felino o de otra especie.

 

Estoy de acuerdo con el RUC y su amplia difusión en medios gubernamentales, así como la creación de cualquier tipo de leyes y fiscalías en favor de los animales todos.

 

La sociedad, los dueños, poseedores, comerciantes y empresarios de mascotas y todos sus derivados, veterinarias y asociaciones y partidos en favor de ¿están cocientes del cautiverio, de la domesticación, que formen parte de una familia y que pierdan su identidad biológica como especie animal?

 

Ahí van los números:

 

Sólo el 2,8 por ciento ha registrado a su mascota en la Ciudad de México, en la AGATAN. Son más de seis millones de canes y felinos sin acta de registro. ¿Desidia? ¿Apatía?

 

Las mascotas pudieran tener beneficios y “Personalidad Jurídica”, es decir, ser sujetos de obligaciones y derechos ¿al estar privados de su libertad en azoteas, cuartos de lavado, laborar como policías en comercios y en talleres mecánicos, encadenados acumulando fiereza?

 

Del otro lado de la moneda los caninos acuden al rescate de personas extraviadas. Se desempeñan como perros guía de personas en condición de ceguera o debilidad visual. Acompañan a personas en estado de vulnerabilidad.

 

Sin duda alguna son excelente y mejor compañía de personas que deciden no tener responsabilidades maternales o paternales. De suma importancia su compañía en personas con estados de salud comprometida.

 

Sin embargo, la realidad es otra, en los multifamiliares, unidades de interés social, casas habitación con familias extendidas, con espacios tan reducidos que no pueden ni estirar sus patas. ¿En estos casos se considera violencia pasiva?

 

La gran mayoría de las mascotas son víctimas del estrés urbano, entre otras causas por el uso de fuegos artificiales cuyas explosiones ruidosas alcanzan entre 150 y 175 decibeles.

 

Inclusive, las detonaciones son más escandalosas que los motores de muchos aviones al despegar, los que generan unos 140 decibeles. Los oídos humanos sufren daño con apenas 85 decibeles y los ruidos causados por la pirotecnia pueden provocar pérdida de audición y tinnitus.

 

Cuidar de los derechos de todos los seres sintientes desde humanos hasta mascotas u otro tipo de especies animales como gatos, tortugas, hámsteres, aves cantoras, peces y algunas exóticas permitidas, es plausible.

 

Sin embargo, las cifras dicen todo lo contrario, casi seis millones de las mascotas carecen de RUAC por descuido de sus dueños y quizá con ello dejen de adquirir la personalidad jurídica que les otorgue beneficios veterinarios gratuitos.

 

La propuesta de la diputada petista, Diana Barragán Sánchez adquiere espacial sentido. El registro, facilitará la localización de animales de compañía y su remisión de regreso a sus tutores en caso de extravío.

 

Por su parte, la AGATAN tiene la misión de vigilar y ejercer el cumplimiento de las normas prescritas en la Ley de Protección y Bienestar de los Animales, así como la base de datos de los animales de compañía y sus tutores.

 

En ese sentido, es necesario dar mayor difusión y promoción en redes sociales y páginas oficiales, a través de la Agencia Digital de Innovación Pública (ADIP), para que los capitalinos conozcan la obligatoriedad y beneficios para estos miembros de la familia.

 

De acuerdo a Mars Petcare, empresa dedicada al cuidado de mascotas más grande del mundo, en México existe un registro de más de 60 millones de mascotas, donde los perros y gatos son los más comunes. En México, hay al menos 29.7 millones de perros y gatos callejeros, y se estima que cada año se abandonan 500 mil más.

 

Cifras que nos llevan a observar varios escenarios

La parte afectiva podría ser la motivación para adoptar a una mascota. El concepto perrhijos o gathijos, es un término que significa tratar a un animal de compañía como parte de la familia, con el mismo nivel de importancia y vinculación emocional que se tiene por un hijo.

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En ese sentido habría que destacar dos consideraciones. Una, el excesivo trato de humanizarlos en detrimento de las características propias de su especie. Dos privilegiar los cuidados frente al que deben recibir los adultos mayores, personas con discapacidad y en abandono y situación de calle.

 

El punto medular que aborda Diana Barragán Sánchez es que los animales de compañía, “con quienes hemos emprendido un proceso de mutua domesticación y evolución desde tiempos prehistóricos” hoy tienen otra condición al formar parte de una familia.

 

Verdad absoluta, que ellos “han sido aliados incondicionales en el proceso de construcción de las diversas poblaciones en todos los continentes, apoyando a la humanidad en labores civilizatorias como la caza, la vigilancia, la recolección, la agricultura, y la ganadería; entre muchas otras”, además de convertirse en alimento humano y de otras especies.

 

Diana Barragán describe que “la posición que ocupamos en el mundo natural como especie humana no puede entenderse sin la relación simbiótica que hemos establecido con animales como perros, gatos, caballos, y demás especies”.

 

“Sin embargo -destaca que- a pesar de la enorme importancia que han tenido los animales de compañía en la historia de la humanidad, los marcos normativos, durante la mayor parte de esta, se han centrado en la atención de problemáticas humanas”.

 

La temática de bienestar animal se ha abordado en las legislaciones en función de la utilidad que éstos sirven para satisfacer las necesidades humanas, como la alimentación o la comercialización.

 

Poco a poco, a través de acciones de asociaciones civiles, organismos internacionales promotores de la bioética, como el australiano Peter Singer, la paridad de los derechos humanos y de los seres sintientes, como las mascotas, se equilibran.

 

Con la Declaración de Cambridge en 2012, se reconoce la conciencia y el estado de los animales como seres sintientes.

 

En este contexto, el consenso de la comunidad neurocientífica internacional estableció que todos los animales y, particularmente, los mamíferos, las aves, los peces, y los pulpos, cuentan con los sustratos neurológicos que dan forma a la conciencia.

 

Con base en tal premisa se da pauta para fortalecer la personalidad jurídica de los animales a través de sus tutores, misma que queda firme en la Constitución local de 2017.

 

Constitucionalmente se crea la Agencia de Atención Animal como encargada de vigilar y ejercer el cumplimiento de las normas prescritas en la Ley de Protección y Bienestar de los Animales de la Ciudad de México.

 

Dicha normativa es un paso sustantivo hacia la protección y el bienestar animal en la Ciudad de México y abre la posibilidad para que el Registro Único de Animales de Compañía (RUAC), tenga un alcance nacional.

 

¿Es un follón denominarlos perrhijos, gathijos, tutores, seres sintientes, animales de compañía? ¡Los animales tienen sus propias preferencias, deseos y necesidades; olfato, impulso, instinto!

 

“El instinto es una característica innata que poseen los animales y que les permite realizar determinadas conductas de forma automática, sin necesidad de aprendizaje previo.

 

“Es una forma de comportamiento que está presente desde el nacimiento y que les ayuda a sobrevivir y adaptarse a su entorno”, de acuerdo a Laura Anderson en una publicación de Eco 360.


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