Plagio, su sello en el poder
Arturo Ríos Ruiz
La práctica del plagio en México es frecuente. Se trata de una acción desleal que vulnera el derecho de autor. El marco en que se realiza la práctica carece de sanción frente a la violación del derecho moral que le es intrínseco al autor de una obra. Hoy en los medios, es todo un escándalo arropado de impunidad.
Lo más sobresaliente es que personajes de alto nivel, son plagiarios, el ejemplo que ha detonado este delito se quedó para siempre, se trata de la magistrada Jazmín Esquivel, que el propio gobierno protege y pasó por alto la indecencia de la señora comprobada su delito y la sostiene. A autoridad incurre en complicidad.
Lo notorio es que las autoridades en todos sus niveles, con la tolerancia y hasta apoyo, son compinches tanto de los falsificadores como quienes los que adquieren documentos falsos como títulos profesionales, actas de nacimientos, divorcio y toda la gama de escritos que se requieran.
Son decenas de imprentas las existentes en La Plaza de Santo Domingo, en la calle de Argentina, frente a la Secretaría de Educación Pública; impera el plagio de todo género de documentos, identificaciones y todo lo que ocurra de impresos.
El plagio pues, tiene permiso gubernamental, la Plaza Santo Domingo, es un grito abierto desde el corazón de la Ciudad de México ante la tolerancia oficial desde todos los tiempos y con ellos ha contribuido al crecimiento de este delito.
Las acusaciones sobre plagiarios que buscan el poder, acapara la atención pública que nos desnuda esa verdad de quienes se presenta con ofertas emancipadoras cargadas de ofertas para cambiar todo e mal que aqueja a la nación. Suenan a pamplinas repletas de demagogia.
Yazmín abrió la caja negra con sus plagios y ante el escándalo con incidencia a UNAM de Grague, quien mostró decepción; se enredó en explicaciones y disculpas que evitaban actuar. Clara actitud temerosa del Rector a la Presidencia. El resultado ahí está, encarnado en la falsa magistrada, pero con poder.
El descuido de Xóchitl Gálvez la tiene en situación complicada, por no haber anotado el reconocimiento a los datos ajenos que utilizó para su tesis, un elemento de respeto fundamental.
Ahora hay chispas de señalamientos que dirigen sus dardos a Claudia Sheinbaum, apuntan que también adolece del mismo dilema de la Hidalguense, que apresurada desmiente y por ahora hay que esperar la mera verdad. Nadie acepta de sopetón una culpabilidad y el tiempo lo aclarará.
El mensaje del contenido es que México está podrido por esta ilegalidad persistente y, otras más, porque el mismo gobierno la ha sostenido desde el siglo XIXX (19) cuando los dominicanos escribanos ocuparon el lugar. Santo domingo.
Entre comunicadores que hemos cubierto la Fuente de Policía, hay un adagio: “No hay delincuente que prospere sin el apoyo gubernamental”. Éste es un caso muy claro.