Oposición prefiere militares de EU
La oposición se pronuncia contra la militarización del país, llaman así a las tareas policiales de una parte de la Guardia Nacional, la cual se incorporó recientemente a la Secretaría de la Defensa Nacional. Pero, por otro lado, está a favor de la invasión militar de Estados Unidos a territorio mexicano.
La confianza en los militares de Estados Unidos, instrumento golpista desde hace muchos años es ponderado sobre soldados, políticas y guardias mexicanos, mostrando una vez más, un malinchismo que se mostró en todo su esplendor en la protesta de mexicanos por la negativa de invitar al muñequito de pastel de España.
La vocación por admirar lo extranjero de los conservadores habla de su mentalidad colonizada, su inmadurez de nacionalismo y su carencia de identidad que les extravía diariamente en todas sus decisiones personales, porque no son de aquí ni son de allá y no crecen sólo se hacen viejos rápidamente entre estos tiempos que confunden en lo individual y extravían en lo social.
Producto de la información en imágenes que hacen más fácil la absorción del mensaje, el conservadurismo dirigió sus contenidos para la gente que no lee, y con la clara intención de que quienes sí leían, dejaran de hacerlo para informarse sólo a través de imágenes, como lo hacen a través del celular, en un proceso de aprendizaje de preprimaria. Sn mensajes para ignorantes producidos por ignorantes y difundidos por ignorantes.
Las imágenes que se transmiten por ese medio suelen no ser del presente, ni del país, ni de la realidad, pero con la intención de impactar para desacreditar no para informar, se sacrifican las noticias y con ello la verdad para ponderar agresiones al sistema de gobierno.
Anteriormente, había en los medios intocables sin duda, censura y respeto se fusionaban hasta caer en la represión. Así, los temas que no podían ventilarse y menos aún criticar eran varios: el Presidente de la República, el Ejército, la Virgen de Guadalupe y los periodistas.
Todavía deben recordar algunos la devoción que algunos sentían por personajes que por famosos son honrosos como Jacobo Zabludovsky, paladín de la verdad oficial, aliado del gobierno, del poder y de la derecha que por mucho tiempo fueron un mismo grupo.
Una de las virtudes del gobierno que acaba de terminar fue derribar el mito de los periodistas que no permitían ser cuestionados. Es decir, eran indiscutibles portadores de la verdad, con su chayote en la billetera para tergiversar una realidad que ni ellos entendían.
La actual oposición era parte, sin duda de ese grupo de conservadores que se crearon con ideas emanadas de esos periodistas, que hacían gala de su malinchismo, de su racismo, elitismo, clasismo. Ahí están los videos como evidencia de medios que parecían parte de una monarquía de reyezuelos que basaban sus trabajos en las recomendaciones de los funcionarios públicos. Es decir, se trataba de escribanos que asentaban en los medios lo que los políticos de turno en el poder les dictaban. Esto nadie puede negarlo.
Los periodistas eran intocables, mientras más cercana al Presidente era la fuente en la que trabajaban eran más intocables y desde luego, su palabra tenía certificado de autenticidad respecto a la verdad. Nadie los cuestionaba, eran una especie de oráculo de la mentira que no sólo se sabía el pasado de la administración pública sino el presente y el futuro, cuando en realidad sólo eran instrumentos ensalzado para poder cobrar credibilidad, tal y como se hacía con las pitonisas en los templos de Apolo, en la mitología griega.
Es precisamente en la mitología del culto a la personalidad donde los comunicadores se volvieron semidioses con poder de manipulación social.
Coincidir en el hecho de que todos somos iguales, puede herir de muerte a algunos pero estar acorde, por fin, con la historia, la que hacen los hombres y mujeres y no los que dictan las noticias a sus esclavos que se creen todavía dioses de los medios.
Los paladines de la verdad, que marcaban agenda y trazaban proyectos, creaban preocupaciones falsas, inventaban alegrías efímeras, pintaban de color lo siniestro, fueron desenmascarados. Nos engañaron a todos.
Los sobrevivientes son ahora espacios de autoengaño para un auditorio masoquista destinado a quienes la nostalgia del pasado supera el presente en el que se dejan apabullar por la incertidumbre de un futuro que profetizaron los oráculos del desastre desde los medios.
Ahora hay un vacío de credibilidad donde saturaban de fantasías disfrazadas de información y es por ello que buscan en los memes del celular la posibilidad de volver a creer en algo que les ofrezca una brújula para encontrar la realidad y encontrarse a sí mismos. Es decir, anhelan una información con la que se identifiquen y puedan comprobar en su cotidianeidad.
La puerta a la libertad son los medios pero si están controlados por cualquier fuerza con intereses evidentes, se convierten en una prisión.