No está sola
Aunque hay quienes le regatean sus logros -no es casual en una sociedad machista como la nuestra, los hechos avalan que la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo está a la altura de la responsabilidad que le fue conferida desde junio del año pasado y que asumió en octubre.
En contraste con su antecesor del que no niega ni su amistad ni menos su legado, la Presidenta tiene un estilo muy distinto de gobernar, muy propio: no solo frente a los arranques de su homólogo Donald Trump en relación con los aranceles, sino en el tema del combate a la inseguridad y del control a la migración que son los que han dominado la agenda.
Como ningún otro, la Presidenta cuenta con el respaldo político y moral de la mayoría de los mexicanos para afrontar los desafíos que van surgiendo y no es una sorpresa su capacidad de convocatoria para que acudan y desborden al Zócalo o respondan a su llamado si se trata de defender la soberanía del país.
La prudencia y sensatez, sin demeritar su fortaleza, que ha mostrado para tratar con el gobierno norteamericano que por supuesto tiene una posición de poder mayor, es proporcional a su conocimiento sobre las implicaciones que traería – que no será el caso- un alza generalizada de los aranceles a productos mexicanos.
La Presidenta -contrario a lo que dicen sus adversarios- solo está haciendo lo correcto para mantener la estabilidad política, económica y social del país sin ponerlo en riesgo ni mucho menos el futuro inmediato de los mexicanos.
Desde la barrera, es fácil plantear escenarios o decisiones distintas a las que ha tomado y que han funcionado, pero la realidad es totalmente distinta cuando se trata de resolver problemas complejos que superan cualquier lógica de la política.
La Presidenta ha leído muy bien las circunstancias sobre las que ha ido tomando sabías decisiones, sin menoscabo de los intereses legítimos de su gobierno y en particular de los sectores productivos y empresariales que le han ofrecido todo su respaldo y más cuando se trata de contener cualquier amenaza o abuso de poder del gobierno norteamericano de Donald Trump.
Ayer en el Zócalo, en el que informó con claridad y transparencia, la Presidenta confirmó que los mexicanos están de su lado, que aprueban su gestión, que no la dejan ni la dejarán sola, aún cuando una clase política y empresarial sigue esperando – y así se quedarán – que se tropiece o se equivoque para celebrarlo.
